Otra Vez, Lo Malo Es Bueno

¡Hola, mi gente!  ¿Cómo estamos hoy?  La cosa es que…

No entiendo lo que está pasando últimamente con mi gobierno.  A cada rato veo en los medios de comunicación cómo se hacen homenajes a diestro y siniestro a quienes después resulta que no son las personas distinguidas que se supone que sean.  Por ejemplo, recuerdo que hacia el verano del año recién pasado salió a la luz pública una denuncia en torno a que una de las áreas programáticas de la Policía de Puerto Rico le había hecho un homenaje (en algún lugar del noroeste de Puerto Rico, creo que en Aguadilla) a un ciudadano por haber hecho un arresto civil, para que luego resultara que el homenajeado había sido convicto hace algunos años por delitos sexuales.  Por supuesto, trascendió entonces que las personas responsables del homenaje… este, ¿cómo lo digo?… no se tomaron la molestia de investigar debidamente si el homenajeado tenía antecedentes penales que le impidieran merecer honor que se le quiso conferir.  Claro está, al final de todo el lío se despojó al implicado del honor que se le concedió, aunque no sin que se causara un revuelo innecesario, a causa de un desliz que pudo haberse evitado.

Y pues, uno esperaría entonces que los que tienen el poder en sus manos aprendan de estas metidas de pata para no volverlas a cometer, ¿sí?

¡PUES NO!  Prueba de esto es que la semana pasada, en el inicio de la última sesión ordinaria del presente ciclo (2005–08), la Cámara de Representantes, en su afán de dar homenajes a diestro y siniestro—es más: si los dejan, hasta le hacen un homenaje al Pato Donald, porque sigue siendo pato después de viejo… porque a estas alturas de su existencia no puede ser ratón como su amigo Mickey (y es a eso a lo que me refiero, ¡que conste!), pero ésos son otros $20—decidieron homenajear a un grupo de confinados que ayudó a remodelar el hemiciclo cameral durante los pasados meses.  Por supuesto, los legisladores pueden invocar la importancia de reconocimientos como éste en la rehabilitación de los confinados, y eso no se les discute.  ¿Pero cómo suena eso cuando se da el caso de que uno de los «homenajeados» cumple sentencia por haber violado sexualmente a su propia hija?

¡EXACTAMENTE COMO LO ESTÁN LEYENDO!

Y por supuesto, como en el otro caso que mencioné arriba, flotan en el aire las excusas.  OOPS!…  «Se nos pasó eso»…  «¡Ay, no sabíamos eso!»…  «Pero si eso no es nada»…  «Total, ese homenaje ayudará a su rehabilitación»…  «Todos tenemos derecho a una nueva oportunidad»…

¡Ajá!  Todos tenemos derecho a una nueva oportunidad.  Me imagino que eso también se aplica a las víctimas de los delitos que cometieron personas como este «homenajeado».  Tal vez eso también «se le pasó» a los legisladores, o a los que administran el sistema de justicia, el mismo que permite que las víctimas de la violencia doméstica mueran a manos de sus parejas-agresores(as), para quienes una «orden de protección» tiene la misma función que el papel higiénico…

La verdad es que esto dice mucho (me gusta mucho la expresión que usan los estadounidenses: it speaks volumes…) de quienes ven—a sabiendas o no—que lo malo es bueno y viceversa.  Dice mucho de quienes le exigen al resto de la sociedad que lleve una carga sumamente pesada (sobre todo si así se considera vivir con un alto costo de vida, una alta tasa de delincuencia y una pobre calidad de vida), pero se zafan de su responsabilidad de ayudar a llevar esa carga.  Dice mucho de quienes crean las leyes por jugar, para aplicárselas a todo el mundo… más bien, a todos, menos a ellos mismos.  Y encima de eso, dice mucho de quienes creen que las ofensas y las deshonras se olvidan así porque sí.

Eso último me recuerda otra cosa que vi la semana pasada, cuando el ex-gobernador de Puerto Rico, Dr. Pedro J. Rosselló, anunció que de salir electo gobernador en los comicios de 11/04/2008 (algo que me temo que sucederá si el actual gobernador no pone en orden su administración en el presente cuatrienio) creará una «Comisión de la Verdad y la Reconciliación»—parecida a la que creó Nelson Mandela cuando asumió la presidencia de África del Sur—y concederá el perdón a los funcionarios de su anterior administración (1993–96, 1997–2000) que fueron convictos por actos de corrupción.  Y yo me pregunto ¿para qué?  ¿Será para reescribir la historia reciente de Puerto Rico?  ¿Será para que la gente se olvide de que hubo quienes traicionaron su confianza, y los vea circular por ahí como si no hubiese ocurrido nada?  ¿Será para que el país sea victimizado nuevamente?

Y a todo esto, ustedes estarán pensando que comparar a un simple ex-gobernador de Puerto Rico—reconocido por sus avanzadas obras de infraestructura (como el Superacueducto del Norte y el Tren Urbano), pero igualmente recordado por los actos de corrupción que ocurrieron bajo su administración y que involucraron muchas de esas avanzadas obras de infraestructura—con un alma noble como Nelson Mandela es una afrenta y una deshonra… y eso no se los refuto.  ¿Y si les digo—sobre todo a quienes leen esto en América Latina y Europa—que hay estúpidos que comparan al Dr. Rosselló con Jesucristo, que se atreven a llamarlo «el Mesías»?  Pero total, el verdadero Mesías ya lo dijo: «Os digo que con eso ya tienen su premio».

Como yo siempre digo, mal estamos cuando los mismos que juran proteger y defender al pueblo son los que dan lo malo por bueno, y lo bueno por malo.

¡Pero nada!  ¡Vamos a dejarlo ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.  Hasta la próxima.

LDB

5 comentarios sobre “Otra Vez, Lo Malo Es Bueno

  1. Mi gente, creo que es necesario aclarar una cosa: Mi crítica en este escrito va dirigida hacia los legisladores—de los tres partidos representados en la Cámara de Representantes (PNP, PPD, PIP), que conste—y a otras autoridades que organizan homenajes a diestro y siniestro, sin verificar las cualificaciones de las personas a las que se pretende reconocer. Si en el caso al que me refiero aquí, resulta verdaderamente que ese reconocimiento es importante para la rehabilitación del homenajeado convicto de violar a su propia hija… eso es algo que habrá que esperar a ver. (Cuando se trata de violencia doméstica y sexual, cosas como esa yo las tomo con el proverbial grano de sal. Digo, no estamos hablando del pobre que hurta una bolsita de habichuelas rosadas del ventorrillo de la esquina. Estamos hablando de algo muchísimo más complicado.) Ahora bien, lo que yo creo que no debe permitirse es que eso se tome como excusa para justificar la francachela de un grupo de legisladores—repito, de los tres partidos políticos—sin integridad, sin madurez, sin entereza, sin un verdadero compromiso con Puerto Rico. De eso es de lo que estoy hablando, y no de ninguna otra cosa.

    ¡Ah! Y por favor, no nos olvidemos de las víctimas de los delitos, ¿OK?

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