Del arbol caido…

Caguas seal
Image via Wikipedia

¡Qué tal, mi gente!

No debe haber duda alguna.  El fin de semana pasado se convirtió en “el final de una era” (otro de esos clisés que me ponen grave, pero ahí va) en la política puertorriqueña con el deceso del alcalde de Caguas, William Miranda Marín, la mañana del viernes 4 de junio de 2010.  “Don Willie”, como muchos de sus conciudadanos lo llamaban, sucumbió en su batalla contra el cáncer del páncreas que se le había diagnosticado en septiembre pasado.

Localización de Caguas en el mapa de Puerto Rico.

Sin embargo, no quiso irse sin hacerse sentir, al dejar una serie de obras de beneficio para los cagüeños (que para beneficio de quienes me leen en América Latina y España, es el gentilicio de los nacidos en y residentes de Caguas, ciudad a unos 13 kilómetros al oeste de mi lugar de residencia), así como una expresión de que la actual fórmula para la relación política con los Estados Unidos de América del Norte ya rindió su vida útil y necesita evolucionar hacia un mayor desarrollo de los poderes soberanos de los que carece actualmente.

Y lo mejor de todo fue que él hiciera esa expresión apenas en febrero de este año (2010), durante la conmemoración del natalicio del fundador de la misma fórmula política que criticó, Luis Muñoz Marín (1898–1980).  Tal vez él pensó que no tenía nada que perder, ante la inminencia de su muerte, y decidió “bailar en la casa del trompo” y poner el dedo en la llaga, llamando la atención a los miembros de su partido político (el Partido Popular Democrático, PPD) para buscar la manera de evolucionar en su ideología y llevar a Puerto Rico hacia el futuro, en lugar de quedarse estancado en el pasado.

(Digo, yo que no comulgo personalmente con la ideología que él representaba en vida, es así como interpreto su sentir.  Si me equivoco, ya saben a dónde escribirme…)

Yo me imagino que en estos últimos meses, Miranda Marín habrá comprendido un poco mejor lo que es la muerte, eso de trascender el cuerpo físico para ascender a un plano espiritual más elevado, suponiendo que esta visión sobre la muerte esté en lo correcto (y espero que quienes no crean en esas cosas me disculpen, pero ése es mi sentir sobre el tema).  A lo mejor, él llegó a comprender una de las lecciones que da la vida cuando ésta amenaza con terminarse, la lección de la rendición.

“¿Cómo nos rendimos?  ¿Cómo dejamos de pelear?  Es como terminar una lucha de cuerda (‘tug-of-war’)—simplemente, dejamos ir.  Dejamos ir nuestra manera de hacer las cosas.  Aprendemos a confiar en Dios, en el universo, al empezar, por primera vez en nuestras vidas, a descansar.

“Al dejar ir, soltamos nuestros retratos mentales de cómo deberían resultar las cosas y aceptar lo que el universo nos trae.  Aceptamos que no sabemos en realidad cómo deben ser las cosas. Los moribundos aprenden esto mientras reflexionan sobre sus vidas….  Por eso tenemos que dejar ir el querer saber hacia dónde la vida nos llevará, debemos dejar de insistir en que siempre sabemos lo que es correcto y debemos dejar de tratar de controlar lo incontrolable.  Esas veces en las que creíamos que sabíamos absolutamente qué era lo mejor, estábamos peleando contra ilusiones.  Nunca hemos sabido, y nunca sabremos.

(Traducido y adaptado de: Life Lessons, por Elizabeth Kübler-Ross y David Kessler, New York: Scribner, 2000.  Y aquí el énfasis es mío, con toda intención, como siempre.)

Me pregunto si ésta es una lección que muchos de quienes quedan aquí en este valle de lágrimas aprenderán algún día, aunque como están las cosas, tal vez ni les importe eso.  Total, si ha habido quien no ha esperado a que las cenizas del difunto se enfríen—porque, si entiendo bien, su última voluntad fue que lo cremaran—para empezar a hacer campaña para ocupar la silla que hoy queda huérfana, para luego asumir un martirologio que le queda demasiado grande, con cara de “yo no fui”.  Y hasta se habla de postular a uno de los hijos del difunto para la poltrona municipal hoy vacía.

Francamente, yo no sé, pero me parece que eso es no dejar ir la ambición, el poder, el deseo de aparecer ante los demás—ante el resto del mundo—como el que siempre sabe lo que es correcto, como el que puede controlar lo incontrolable.  Ciertamente, eso es hacer leña de un árbol fuerte que recién acaba de caer.  Y tal vez, cuando a gente como ésa le llegue el momento de aprender esa lección—porque queramos o no, todos tendremos que recibir esa lección a su debido tiempo—, será algo tarde para dejar ir.  Pero así es la gente, y así son las cosas…

¡Y vamos a dejarlo ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.  Nos vemos en la próxima… si es que el Mundial de Balompié de Sudáfrica no me saca de tiempo, ¿OK?

LDB

El Fin de Una Era… y la Satisfaccion del Deber Cumplido?

¡Quiúbole, mis cuates!….

(‘Perate un momentito… así no es como yo abro mis mensajes…)

Saludos, mi gente. Nada nuevo que contar sobre mí, excepto que las cosas en mi lugar de trabajo se están haciendo más complicadas, debido a movimientos de personal, cambios en responsabilidades y demás. Pero hay que dar la batalla, no queda otro remedio…

Enigüei, mi tema de hoy es el final de una era, específicamente de un tiempo glorioso para la TV de Puerto Rico, con la cancelación del programa de entretenimiento del mediodía que durante los pasados 40 años se transmitió por lo que hoy es la semifilial de Telemundo en Puerto Rico (y de la que sigo creyendo que la empresa de Miami se apoderó del nombre y otras cosas, pero ya ese es otro tema). El «Show de las 12» era para muchos de nosotros como una institución en Puerto Rico, como un punto obligado de reunión para el público que quería entretenerse con sus cantantes y agrupaciones musicales favoritas, y reirse con sus divertidas comedias (aunque en cuanto a algunas de las comedias más recientes, the jury is still out). Por el «Show de las 12» pasó una gran variedad de artistas que se abrieron paso y cosecharon éxitos ulteriormente, como El Gran Combo, el duo de Olga Chorens y Tony Álvarez (más sus hijas Lissette y Olguita), Sylvia de Grasse (que con su esposo Chapusseaux y el pianista Damirón eran «Los Alegres Tres»), el Conjunto Quisqueya… en fin, que si sigo enumerando, me pondrán más edad que los 46 que tengo.

Pero no tengo por qué quejarme, porque ese es uno de mis recuerdos de la niñez y temprana adolescencia… Si hasta fui con mi madre (QEPD) a ver el programa en el propio estudio de la hoy Telemundo-PR con una excursión de mi escuela a fines de los 1960s… ¡Total! Esos eran otros tiempos…

Pero como suele suceder, con el paso del tiempo las cosas y la gente evolucionan. Y parece que también los gustos de las gerencias de nuestras televisoras evolucionan, aunque no necesariamente para bien. Y en este caso, la gerencia de Telemundo-PR (que se quiera o no, es movida por los cachanchanes estadounidenses de NBC-Universal) decidió que el espacio de tiempo del «Show de las 12» debía evolucionar hacia otra cosa. (¿No será hacia algún show con acento mexicano, como los de la rival TeleLata… perdón… Univisión—que por cierto, también tiene sus barbas en remojo—… o argentino… o colombiano?) De todos modos, ya el daño se hizo el pasado viernes 25 de febrero, al realizarse la última edición del programa. De más está decirlo, pero por lo que me cuenta un familiar que vio el programa hubo muchas lágrimas, unas disimuladas, otras más visibles, pero lágrimas a fin de cuentas. Era como darle el último adiós a quien se quiso durante toda una vida, a quien nunca más se volverá a ver…

Desde esta humilde tribuna, vaya mi mayor solidaridad con todos aquellos y aquellas que hicieron posible la tarea de mantener vivo en el corazón del pueblo puertorriqueño un punto de encuentro con nosotros mismos, como lo fue en su día «El Show de las 12».

Y por supuesto, espero que los de la gerencia de Telemundo-PR (¡irónicamente, la misma que le celebró por todo lo alto el cumpleaños 40 al show apenas el mes pasado!) puedan dormir tranquilos por la noche, con «la satisfacción del deber cumplido»…

OK, ya esta bueno de tanta queja. Vamos a lo nuevo para esta semana…

NUEVO EN LA PÁGINA DE FEBRERO: Una mujer hace contacto con el espíritu de su difunto esposo para saber cómo es el más allá… Deploran en el Cielo la aparente obsesión de los mortales con el sexo oral… Un paciente psiquiátrico que también parece estar obsesionado con el sexo… Y… AHORA QUE TENGO SU ATENCIÓN… La versión en español de las Tres Reinas Magas de la página de 2001.

Sitio ‘Web’ de LUIS DANIEL BELTRÁN – Humor

Bueno, y así me voy cantando casi como Los Alegres Tres…

Este programa se acabó,
Se acabó,
Se acabó.
Pero (el domingo) volveremos
A la misma hora
Otra vez.

Cuídense mucho y pórtense bien. Bye!

LDB