De Regreso Desde El Frio

¡Hola, mi gente! Como dice el título, ya yo estoy de regreso… ¡y esto es lo que está ocurriendo!

Pues sí, acabo de regresar de un viaje relámpago que hice este fin de semana al estado de Connecticut, con el fin de ver a varios de mis primos que residen allí (y muy en especial a los deudos de un primo mío que falleció a comienzos de septiembre pasado). Les diré que la pasé muy bien este pasado fin de semana… ¡a pesar de que la climatología local quiso ponerme a prueba! Resulta que debido a la influencia de un sistema meteorológico que soltó aproximadamente un metro de nieve (o menos) en las cercanías de los Grandes Lagos (especialmente en el Oeste del estado de New York), las temperaturas nocturnas descendieron considerablemente en el Nordeste de los Estados Unidos hasta las inmediaciones de los 0°C (alrededor de 32°F). Pero, si alguno de quienes me leen creía que iba a dejarme vencer por el clima… ¡se ha podido dar tremenda… esteeeeeeeeee… sorpresa!

No, en serio, para mí que la temperatura estuvo muy tolerable, algo distinto a lo que yo esperaba, que me calara los huesos. Lo mejor del caso fue que ya yo iba preparado para eso, y para lo peor que hubiese podido ocurrir si la temperatura bajaba aún más.

Pero eso no es de lo quiero escribir hoy. Aunque tenía poco tiempo disponible, pude conocer un par de lugares que no había visto en visitas anteriores. Uno de ellos es el museo del antiguo tranvía de la ciudad de Hartford (capital estatal), el cual conserva carros de tranvía de principios del Siglo 20. Muchos de los carros de tranvía en exhibición lucen muy bien cuidados, y hasta exhiben retazos de la publicidad de los años en los que corrían por las calles. Digo, a que muchos de mis lectores no se imaginan un anuncio para el serial radial «El Llanero Solitario» auspiciado por una marca de pan o de jabón… o una exhortación a la compra de «bonos de guerra» para ayudar al esfuerzo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial… o al «pequeño Joe» de Bonanza (o sea, el ya fallecido actor, Michael Landon) estelarizando un espectáculo de rodeo en algún escenario local…

Pero eso no fue todo. Al día siguiente, tuve la oportunidad de presenciar la versión local de la «Carrera Por Una Cura», que se corrió en el parque principal de Hartford (situado junto al Capitolio estatal) como en varias ciudades en los EE.UU., más San Juan (donde se celebraba por segundo año consecutivo)… Digo, era eso o no tener manera de ver a los primos que me faltaba por ver, pero bueno… Les diré que a pesar de que el frío matinal sí estaba fuerte, pude compartir allí con mis familiares y, por qué no, pasar la clase de ratitos que no se dan todos los días, especialmente cuando hay distancias de por medio.

Lamentablemente, «todo tiene su final» (¿dónde ca… perdón… rayos habré oído eso antes?), y mi viaje relámpago no fue la excepción. Pero no me puedo quejar, porque experiencias como esa hacen que mi diaria batalla aquí en Puerto Rico sea más llevadera.

Es más, voy a hacer una cosa: Voy a dejar para el próximo fin de semana la actualización de la sección de humor de mi sitio ‘web’. Y como dice el dicho, «Muerto el pollo, se acabó el moquillo».

¡Y vamos a dejar eso ahí! Cuídense mucho y pórtense bien. Bye!

LDB