Los que van a morir te saludan… ¡o no!

"Thousands gather at the Subtreasury Buil...
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“«Ave, Caesar, morituri te salutant» (trad. lit. «Salud, César, los que van a morir te saludan»).”

Según las fuentes que cita Wikipedia, este saludo se atribuye generalmente a los gladiadores en la antigua Roma, quienes lo pronunciaban antes de sus combates en el Coliseo.  Sin embargo, según el historiador y biógrafo romano Gaio Suetonio Tranquilo [¿70?–¿126?], mejor conocido como Suetonio, el saludo fue pronunciado más bien por un grupo de criminales condenados a morir en simulacros de combates navales presenciados por el emperador Claudio—y el saludo iba dirigido a éste, al que se referirían como «imperator», y no al César.

Yo no sé qué piensen ustedes, amigas y amigos, mi gente.  Pero para mí, una frase como la que encabeza la entrada de hoy implica un sentido de sacrificio, de valor ante una situación tan adversa, de la que sólo se tienen dos opciones para salir: vencer o caer vencid@, luchar o morir.  Significa reconocer la necesidad de vencer todos los obstáculos para poder sobrevivir, y hacerle saber a quien coloca todos esos obstáculos que se está dispuesto a dar ese sacrificio—o como lo dicen hoy en día, “dar la milla extra”.  Para mí es como decir, “Mira: ¡Aquí estoy yo!  Tírame con todo lo que tengas, que estoy dispuesto a enfrentarlo, aunque tenga que morir en el proceso.”

¡No!  No se asusten: morir (en su sentido literal) no está entre mis planes en este momento—como no lo está en los planes ni en la mente de nadie que salga a la calle a buscarse el pan de cada día, o a “hacer lo suyo”, muy a pesar de quienes salen a la calle con otra cosa en sus planes, con intención de hacer lo que a su manera es “lo suyo”.  Más bien, pensé en ese saludo como en un grito de lucha en contra de muchas de las injusticias que venimos presenciando últimamente.  Desde la incompetencia manifiesta en muchos de nuestros pseudolíderes (¡cuánto tiempo hacía que no utilizaba esa palabra en este blog!) políticos, algunos de los cuales se comportan más como “títeres de caserío” (y pido disculpas si ofendo con ello a la gente de los caseríos—más bien, la buena gente de los caseríos y las áreas pobres y marginadas, que son muchos más), pasando por el miedo a que se descubran sus chanchullos y traqueteos financieros (al oponerse a que se reanude la divulgación de las finanzas y pagos de impuestos de muchos de ellos, luego de que un nuevo “Código Electoral para el Siglo 21” eliminara ese requerimiento)—y con ello, que se sepa que a Fulano “le regalaron” un automóvil lujoso o que a Zutana le “saldaron” en un par de años una hipoteca residencial de las de a 30 años (¡sabrá Dios con qué dinero!)—, hasta las consecuencias de esa incompetencia: asesinatos hasta a plena luz del día, aumento en los casos de violencia de todo tipo (especialmente conyugal y familiar), un trasiego de drogas que nadie parece atreverse a detener, serios problemas de salud física y mental, una economía en decadencia y que no da señas de recuperarse… de veras, ¿quieren que siga?

Me pregunto si tal vez sea necesario recordarle a quienes juegan (y yo no creo que haya otra manera de decirlo que no sea ésa) con el diario vivir de la gente, como si fueran peones de ajedrez, que tienen una responsabilidad social que han desatendido por muchos años.

Y no me sorprendería que un día de éstos surja algún evento que lleve a manifestar el descontento de los puertorriqueños con la manera en la que se han estado haciendo las cosas.  Total, eso es lo que está ocurriendo mientras escribo esto, con las manifestaciones de indignación colectiva conocidas genéricamente como “Occupy Wall Street, tal vez inspiradas en muchos de los movimientos de “indignados” en Europa y en los países árabes.  (Vía Wikipedia: en inglés, en español.)  Y le duela a quien le duela, e independientemente del contexto, el enojo colectivo (y por consiguiente, la indignación) tiene mucho poder para cambiar las cosas.  Y a quienes les caiga el sayo, les convendría mucho ponérselo.

Por supuesto, si los blancos o “tarjetas” de ese enojo e indignación hacen caso… ya eso es otra cosa.  Tal vez estén tan ensimismados dentro de su propio universo, tan enajenados de la realidad del mundo en el que—les guste o no—les ha tocado vivir, y hasta de su propia realidad.

Por cierto, según Suetonio, Claudio habría contestado el saludo de sus combatientes con «Aut non», o sea, «O no». ¿Será que él tenía tanta confianza en los combatientes como para esperar que éstos no murieran en pleno ejercicio? ¿O estaría tan desconectado de la realidad que estaba por presenciar? ¡Quién soy yo para saber eso!

¡Y vamos a dejarlo ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.

LDB

Conoce a tu enemigo… conocete a ti mismo

Sun-tzu
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“If you know the enemy and know yourself, you need not fear the result of a hundred battles.  If you know yourself but not the enemy, for every victory gained you will also suffer a defeat.  If you know neither the enemy nor yourself, you will succumb in every battle.”

(Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no deberás temer el resultado de cien batallas.  Si te conoces a ti mismo, pero no al enemigo, por cada victoria lograda también sufrirás una derrota.  Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, sucumbirás en todas las batallas.)

Sun Tzu (comandante militar chino, 544–496 antes de Cristo)
Citado y traducido de «El Arte de la Guerra» (según traducido al inglés y comentado por Lionel Giles, 1910)

¡Qué tal, mi gente!

OK, puede que parezca extraño que yo encuentre un poco de sabiduría en lo que se considera como un “manual para la guerra”, actividad del género humano con la que personalmente no simpatizo.  Sin embargo, creo que si miramos con atención la cita de arriba (y mi traducción entre paréntesis), veremos que se aplica a muchos eventos recientes (y a otros no tan recientes en los que no voy a entrar hoy—y a muchos de los eventos que aún no han ocurrido, y que ocurrirán muy a nuestro pesar).

(Aprovecho de una vez para dirigir la atención de ustedes al excelente análisis que Elco Lao hace de esta obra en su blog, aplicado al conflicto entre las organizaciones magisteriales principales de Puerto Rico.)

Por ejemplo, el paro huelgario en el sistema de la Universidad de Puerto Rico se ha estado llevando como si fuera una batalla, en la cual las fuerzas antagónicas desplegaron sus capacidades.  De una parte, un estudiantado vigoroso, lleno de vida, que aprovechó los recursos a su alcance, incluidos los adelantos tecnológicos que ya hubieran querido tener los huelguistas de 1981 o aun los de 1948 (obviamente, me refiero a Facebook, Twitter, YouTube y demás), para poder llevar su mensaje al resto de nosotros.  De la otra parte, una administración universitaria cuyo mensaje era predecible, desgastado, reflejo de una mentalidad de “guerra fría” (no muy diferente de la del bando político que la apoya—¡el que sea, siempre ha sido y será lo mismo!), que pretendió recurrir a la manipulación de la opinión pública, e incluso a la violencia, para afirmarse como “los que mandan”.

Mientras escribo esto, esta “batalla” estaba por concluir luego de que gracias a la intervención de un mediador (que se nos dice es un ex-juez de intachable reputación—la misma que parece que le falta a algunos de los participantes en el conflicto), se han podido lograr acuerdos que permitan completar el tiempo lectivo remanente.  Según yo lo veo, esto representa un triunfo para la parte estudiantil en huelga, ya que logró conseguir básicamente todos los puntos en conflicto, incluida la no enmienda a la exención de matrícula por méritos, que no se “privaticen” los recintos universitarios (algo que no creo que ocurra en los propios estados de los EE.UU., particularmente en las universidades llamadas “estatales”, contrario a la noción que algunos puedan tener) y que no se aumenten los costos de matrícula hasta tanto se analice la situación y se agoten todas las medidas que permitan hacer llegar los fondos necesarios a las arcas universitarias.  Del otro lado, la administración universitaria queda como un ejército abocado a sucumbir en cualquier batalla, al aparecer como un bando que cree conocer sus propias fuerzas y las de su enemigo, cuando en realidad no conoce ni una ni la otra.

Paso entonces a otro ejemplo.  En la entrada anterior hice referencia a la repartición de suertes que se ha estado tratando de hacer en Caguas, tras la muerte del alcalde, Hon. William Miranda Marín.  En particular hice referencia a lo siguiente:

«Total, si ha habido quien no ha esperado a que las cenizas del difunto se enfríen—porque, si entiendo bien, su última voluntad fue que lo cremaran—para empezar a hacer campaña para ocupar la silla que hoy queda huérfana, para luego asumir un martirologio que le queda demasiado grande, con cara de ‘yo no fui’.”

Lo menos que se esperaba cuando escribí eso fue la manera en la que sucederían las cosas.  Resulta que el “mártir” en este caso, el representante cameral José “Conny” Varela (PPD), quiso dar todo un espectáculo público y asumir una postura de que él no aspiraba a ocupar la silla alcaldicia recién dejada vacante, y que en su lugar apoyaba que uno de los hijos del difunto, William Miranda Torres, asumiera el puesto como lo han hecho otros alcaldes—en particular los de Orocovis y Bayamón (ambos, del PNP) y el de Carolina (PPD)—a fin de “continuar la dinastía”.  Sin embargo, a mí me parece que el legislador quiso apropiarse del concepto esbozado por Sun Tzu en la siguiente cita (nuevamente en “El Arte de la Guerra”):

“In war, practice dissimulation, and you will succeed….  Let your plans be dark and impenetrable as night, and when you move, fall like a thunderbolt….  He will conquer who has learnt the artifice of deviation.”

(En la guerra, practica el disimulo y tendrás éxito.…  Haz que tus planes sean oscuros e impenetrables como la noche, y cuando te muevas, cae como un rayo….  El que conquiste será aquél que ha aprendido el arte de la desviación.)

Huelga decir que aparentemente, su estrategia de “caer como un rayo” le surtió efecto, cuando ante una asamblea de delegados municipales de su partido, él se presentó sorpresivamente como candidato y prevaleció sobre el mencionado descendiente alcaldesco, en una movida que lo dejó ver como una persona poco confiable, que recurrió a la mentira y al engaño para poder conseguir su parcela de poder y administrar el legado—sin dudas, innegable—del alcalde fallecido.

Tal vez el problema aquí reside en que el representante Varela no se conoce a sí mismo, tan bien como él lo cree.  Y eso, sumado al exceso de confianza, lo debe haber llevado a subestimar a su “enemigo”—su propio partido (PPD), que aun con su innegable ambivalencia ideológica, no se puede descontar—, por lo que al final de cuentas, él podría acabar sucumbiendo aun creyendo que fue el vencedor.  Pero así son las cosas.

Y así podría estar citando ejemplo tras ejemplo de situaciones en las que el conocimiento propio y el de los retos, obstáculos y demás que archivamos convenientemente con el mote de “el enemigo”—o la falta de ese conocimiento—representa el triunfo supremo o las más aplastante derrota… pero creo que estoy estirando demasiado esta entrada.  Mientras tanto, ahora que “la fiebre” (o si lo quieren, la pasión) de la Copa Mundial de Balompié (fútbol, soccer, whatever!) está en todo su apogeo, acabo de recibir una invitación para una práctica amistosa (¡!).  Así que con el permiso de ustedes, me voy a “conocer al enemigo”…  8)

Con un equipo así... ¡que se cuiden el Messi. Ronaldinho, Kaká, David B., et al.!

¡Y vamos a dejarlo ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.

LDB

Justicia… para quien?

OK, mi gente, ¿en qué nos quedamos antes del terremoto en Haití?

Tal vez no en mucho que se pueda decir.  Comienza un año nuevo que promete ser un poco más difícil que el anterior, a pesar de lo que los personajes políticos que nos gastamos quieran decir o hacer para hacernos creer lo contrario.  Antes del tremendo sacudión que hace 15 días viró los ojos del mundo hacia Haití (luego de haber dejado a ese país y su gente a su suerte—como suele suceder), en Puerto Rico tuvimos un sacudión bastante fuerte, con la pérdida de alrededor de 2000 servidores públicos adicionales—o sea, adicionales a los cerca de 17000 previamente despedidos en el marco de la "recuperación económica y fiscal" pretendida por el gobierno estatal.  Por supuesto, mi lugar de trabajo—y por favor, deténganme si he utilizado alguna vez este cliché en mi blog—no ha sido la excepción.  Y ciertamente, aunque me insistan que no debo sentirme culpable por quedarme en mi empleo mientras otr@s compañer@s se quedan en la calle, no dejo de sentir que he entrado a un mundo extraño y diferente, en el que las personas por lo demás buenas y talentosas con las que yo contaba ya no estarán ahí.  Pero ya sea que me guste o que no, tendré que acostumbrarme a ello.  Es ley de la vida.

Pero bueno, eso no es lo que me trae hoy aquí.  Lo que me trae es el furor que se ha causado con la firma de una nueva ley en Puerto Rico, mediante la cual la gente de los residenciales públicos (yo estoy más acostumbrado a decir "caseríos", pero vamos a dejarlo en ésa) sería beneficiada en su consumo de agua y electricidad (los utilities, en lenguaje que lo puedan entender algunas personas que presumen de entender) por medio del pago de una tarifa fija por el consumo de esos servicios.  Tan sólo la mención de esa idea ha sido suficiente como para iniciar un debate sobre si con la firma de esa ley se le está haciendo "justicia" a los residentes de los residenciales públicos—los que en ánimo de aclarar insisto que son, en su gran mayoría, gente buena, humilde y trabajadora, que no tiene la culpa de los problemas de violencia y trasiego de drogas (entre otros) con los que se suele asociar a los caseríos—o si se les está beneficiando a costa de la clase media (la misma que por estar siempre en medio está "como el jamón del sandwich").

Francamente, no me siento hoy en el ánimo de repetir lo que se ha estado diciendo de una y otra parte sobre ese asunto, especialmente el repetido argumento de que la medida abre el camino para que los residentes del caserío puedan consumir agua y electricidad a manos llenas—por ejemplo, con varios acondicionadores de aire en una sola unidad de vivienda, o mediante el establecimiento de lavados de autos (en buen español puertorriqueño, un car wash)—, mientras que el resto de nosotros tiene que subsidiar ese gasto excesivo a través del pago de tarifas altas de uno u otro servicio.  Sin embargo, hay algunas cosas que me llaman la atención sobre esto.  Por ejemplo, ¿cuál puede ser la intención del liderato político boricua con una dádiva como ésta?  Tal vez asegurarse desde ya de que tiene una base de apoyo segura para las elecciones generales de 2012, entre un sector de bajos ingresos de nuestra sociedad.  Pero si eso es así, ¿por qué particularizar la dádiva con los residentes de los caseríos?  ¿Son ellos los únicos pobres que existen en Puerto Rico—por no decir “en el mundo”?  (Y probablemente a muchos de nuestros políticos no les interese saber que existe un mundo allá afuera… ¡allá Juana con sus pollos!)

Es más, ¿qué hay de aquella gente pobre que reside en los pueblos de la ruralía?  Gente a la que probablemente no ha llegado un atisbo de progreso, que vive en la mayor pobreza.  Gente que tal vez no cuenta con los mismos servicios básicos con los que cuenta el resto de nosotros, y que tiene que atender sus necesidades más apremiantes a duras penas.  Tal vez mucha de esa gente tiene que ir al río a buscar agua para cocinar o para el aseo (como mis abuelas materna y paterna hicieron en su momento—y aunque no lo parezca, mis raíces siguen estando en los campos de mi querida tierra).  Y tal vez mucha de esa gente se ilumina por las noches con un quinqué (una lámpara de vidrio), y a falta de un entretenimiento como la televisión o la radio (a menos que la generosidad de alguien con más recursos le permita tener un radio a baterías con el cual escuchar lo que los demás dicen o la música “de enantej”), pasan la noche contemplando las estrellas (si las nubes de lluvia o la bruma o las cenizas volcánicas del Caribe las dejan ver), contando cuentos, recordando tiempos más felices…

Y yo me pregunto: ¿Esa gente estará alguna vez en el radar de los vividores políticos de mi país?  ¿O serán apenas un eco imperceptible, que no vale la pena registrar (excepto para buscar votos)?

Tal vez a nuestros políticos les sea más fácil y conveniente manejar a su antojo a los residentes de los caseríos, a los que hacen cada vez más dependientes de las dádivas—especialmente aquéllas que se sufragan con lo que aportan los taxpayers estadounidenses.  Pero en ello, a nuestros políticos se les olvida convenientemente que hay consecuencias, como el desarrollo de actitudes tales como indolencia, complacencia, falta de un sentido de responsabilidad, para consigo mismos y para con la sociedad que los rodea.

(Ésta es una de esas veces que me alegra que “consecuencias” y “responsabilidad”—en todas sus formas—sean de las etiquetas que yo utilizo en este blog con más frecuencia.  Y en este caso, el tema lo amerita.  Y por eso están ennegrecidas en el párrafo anterior.)

En fin, que habrá que ver si los pronósticos se cumplen y si el resultado de esta maniobra le sirve de ganancia para quienes la propulsan.  Mientras tanto, a todas aquellas personas que al entrar la década de 2010 carecen de lo básico, de lo esencial para vivir con decoro y dignidad—y eso último es más de lo que puede decirse de los vividores de la política puertorriqueña—, pues, que nunca pierdan la esperanza…

¡Y vamos a dejarlo ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.  Hasta luego.

LDB

De Manipulaciones Religiosas, CAMPEONES (Con Mayusculas) y Momentos Historicos

Hola,

La verdad es que ya yo no sé ni en qué pensar. La semana que acaba de concluir comenzó con la aparición de una reverenda protestante en un anuncio de campaña del ex-gobernador de Puerto Rico y candidato a regresar a esa posición en las elecciones generales de 2004, Dr. Pedro J. Roselló. La aparición de este anuncio ciertamente fue controvertible, dado que al ex-gobernador Roselló se le asocia normalmente con ciertas situaciones irregulares que él habría «dejado pasar» durante los 8 años de su mandato (1993–1996, 1997–2000). (Favor notar las comillas en la oración anterior; la frase entre las comillas podría interpretarse de cualquier manera.) Mucho mayor conmoción causó el que dicha reverenda expresara en entrevista subsiguiente que el propio ex-gobernador había aceptado a nuestro señor Jesucristo como su salvador personal, y que sería bautizado ulteriormente como protestante. Mayor conmoción aún causó el que el propio ex-gobernador negara en parte lo del bautizo, y se denominara a sí mismo como un «Católico protestante». (¿Alguien entiende exactamente a qué… diantre se refiere eso?)

Obviamente, las reacciones de la alta cúpula Católico Romana en Puerto Rico no se hicieron esperar. El Arzobispo de San Juan apuntó hacia una «crisis de identidad» de parte del ex-gobernador en sus expresiones, mientras que su antecesor, Luis (Cardenal) Aponte-Martínez, tildó al ex-gobernador de «apóstata confeso», en el sentido de que éste estaba renegando de la fe profesada en el bautismo Católico. Y por supuesto, el ex-gobernador «devolvió el golpe» al restarle reconocimiento al Arzobispo de San Juan por éste estar involucrado en actuaciones políticas (como lo de sacar al US Navy de Vieques, pero ya ése es otro cantar)…

Sinceramente, todo lo anterior me preocupa muchísimo. Ahora parece que ciertos sectores de Puerto Rico han optado por apropiarse de la fe religiosa como un medio para manipular al resto del pueblo y llevarlo hacia una dirección particular. Una de las cosas que más me inquietan es ver cómo gente que ha estado involucrada en muchas de las situaciones irregulares a las que hice referencia al comienzo trata de manipular la religión para dejar la impresión de que son buenas personas, cantándose «víctimas inocentes» de una persecución de estado (aunque los presuntos perseguidores, en realidad tampoco son precisamente discípulos de la Madre Teresa). Es como una forma de hacer una distinción entre los buenos y los malos, entre las víctimas inocentes y sus verdugos.

La pregunta que yo me hago entonces es: ¿Hasta dónde se pretende llegar mediante la manipulación de un área tan delicada para nuestra vida de pueblo como la fe religiosa, por gente cuyas actuaciones no necesariamente son muestras de virtud, de amor y de dominio propio? (Y estoy hablando de uno y otro bando. Ambos son exactamente los mismos «sepulcros blanqueados», por más que lo nieguen.) Yo estoy seguro que el propio pueblo que dentro de 30 días (contando desde el día en que coloco esto en mi blog) estará emitiendo su voto, es muchísimo más inteligente que sus mismos líderes y no se dejarán manipular ni faltar el respeto.

Por lo pronto, cierro el tema con un recordatorio:

Si alguien se cree ser algo, cuando no es nada, a sí mismo se engaña.

(Gálatas 6:3, Versión «Dios Habla Hoy», CELAM, 1983.)

Mientras tanto, hoy estoy contento porque…

ESTA SEMANA ESTOY BOTANDO LA CASA POR LA VENTANA CON LA PÁGINA NÚMERO 100* DE LA SECCIÓN DE HUMOR (2004-39): Una chica en notable estado de embriaguez se vanagloria de… ¡ejem!… la fuente de TODOS sus bienes… Grave problema de salud entre los soldados de un regimiento, y el remedio es mucho peor que la enfermedad… Una madre advierte a su hija adolescente sobre la deshonra… Woody Allen se expresa sobre el sexo sin amor… Tras impedírsele la entrada a los Estados Unidos, el artista previamente conocido como Cat Stevens lanza una amenaza… Publican nuevo libro sobre el SEXO… ¡Ah!, y ya que tengo su atención, surgen nuevas razas de perros en los Estados Unidos… ¿Que el nene y su amiguita ya no quieren jugar «al médico»?… Y… Los 10 mandamientos del matrimonio.

(*Se cuenta ésta como la página número 100 del total de páginas que tiene esta sección de mi sitio ‘web’; las primeras 8 páginas son las de los años 1995 a 2002, la primera página del conjunto de 2003 es la número 9, y así por el estilo.)

ADEMÁS, ALGO NUEVO EN LA PÁGINA DE 2001: Ahora resulta que el Invisible Fence no es sólo para mantener a raya a perros y gatos.

(Sitio ‘Web’ de LUIS DANIEL BELTRÁN – Humor: http://luisdbeltranpr.tripod.com/humor/index.htm.)

Bueno, no quiero cerrar sin antes comentar un poco sobre la pelea de Tito Trinidad y Ricardo Mayorga efectuada la noche del sábado (2/OCT/2004). (Aclaro que hace mucho tiempo dejé de seguir el deporte de boxeo, por lo que aquí voy a «tocar de oído».) Me alegra saber que por medio de los puños, Tito demostró al mundo en su regreso por qué es actualmente el mejor boxeador libra por libra (o kilo por kilo, para el resto del mundo) en su categoría. Sobre todo, Tito demostró al mundo que es un verdadero deportista, y que puede distinguirse fácilmente de su rival (sea quien sea). En otras palabras, un CAMPEÓN (así, con mayúsculas).

OK, hasta aquí llegué yo por hoy. Cuídense mucho y pórtense bien. Bye!

LDB