… pero algunos (somos) más iguales que otros

Cover of "Animal Farm: Centennial Edition...
Cover of Animal Farm: Centennial Edition

En su novela de 1945, “Rebelión en la granja” (Animal Farm), en la que relata cómo los animales de una granja se libran de la tiranía de los seres humanos—sólo para caer en otro tipo de tiranía y volverse a rebelar—, Eric Arthur Blair, mejor conocido como George Orwell (1903–1950), incluye esta frase que siempre me ha parecido curiosa (con mi traducción libre):

“All animals are equal, but some animals are more equal than others.”

(“Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.”)

Según la fuente de la cita anterior,* se trata de una proclama hecha por los cerdos que controlan el gobierno de la granja, una vez expulsados de allí los humanos.  Pero no se trata de una cita hecha en el vacío: “es un comentario sobre la hipocresía de los gobiernos que proclaman la absoluta igualdad de sus ciudadanos, pero le dan poderes y privilegios a una elite pequeña” (mi traducción del comentario en la fuente citada).

Poderes y privilegios.  Parece que hay quien no puede vivir sin sus poderes y privilegios.

Me pregunto si es eso lo que describe la conducta de los miembros de la Asamblea Legislativa puertorriqueña, los que parecen haberse visto amenazados por una propuesta de reforma legislativa en la cual se buscaría eliminar el “per diem” (o lo que conocemos comúnmente como “la dieta”) que muchos de ellos cobran, sólo por presentarse a una sesión legislativa o a una vista de la comisión a la cual están asignados.  Sí, porque parece que estas personas se ven a sí mismas en un plano diferente al de los demás meros mortales, o sea, parece que se ven como “más iguales que otros”.  Y ésta es la clase de gente que se aferra a ciertos “derechos adquiridos”, en un abierto menosprecio a quienes no tenemos la misma facilidad que ellos tienen para alcanzar esos mismos “derechos” que se abrogan.

De paso, habrán visto en mi página biográfica que en varias ocasiones, he acudido como parte de la representación del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) a vistas legislativas sobre proyectos de ley que tienen que ver con nuestro ámbito de injerencia.  Tanto vistas en el Capitolio como inspecciones oculares.  Y por eso sé lo que es ver cómo un legislador se presenta a una vista para discutir un proyecto para la protección de un recurso de alto valor natural, firma la hoja de asistencia, escucha a los deponentes por un par de minutos y se va antes de terminada la vista.  Parecerá que el (la) legislador(a) no tenía interés en el tema para el que se citó la vista, después de todo, que sólo fue a “dar cara” por unos minutos, “para que no digan después”.  Y todo, por agenciarse el pago de “la dieta”.  Y mientras tanto, los que quedan son: el legislador que preside la comisión en cuestión y uno que otro legislador(a) que esté dispuesto(a) a hacer un “frente” (o a dar la impresión de que alguien más está escuchando lo que les decimos—suerte que por aquellos días los teléfonos inteligentes, las “tabletas”, los iPhone, iPod, iPad, i-de-coco, i-de-piña, i-de-esto-o-de-aquello-o-de-lo-otro… no eran tan comunes como para esconderse detrás de una jugadita de “solitario” o Tetris o de un status de Facebook… ¡siempre y cuando no los agarren en pifia!).

(Yo creo que me acabo de delatar porque de vez en cuando tomo mi teléfono móvil y echo mi jugadita de “solitario”… Ruborizado ¡pero sólo cuando estoy aburrido o necesito “hacer tiempo”!)

Pero si da vergüenza ajena ver cómo hay quien abusa de esos poderes y privilegios, más vergüenza da ver cómo se defienden a ultranza sus beneficiarios, és@s que pertenecen a esa “elite pequeña” que Orwell (Blair) denuncia a través de la cita de arriba.  Sólo díganle a ese (esa) legislador(a) que le habrán de quitar el pago de dieta o le reducirán el estipendio para el millaje que tiene que recorrer desde su residencia para llegar al Capitolio, y ciertamente se pondrá “como guabá pelú” (aunque que yo sepa, el guabá que normalmente se encuentra en las cuevas y cavernas, Phrynus longipes, nunca ha sido peludo ni es tan agresivo como lo pintan; es más, haga usted una búsqueda de “guabá” en Google y después me dice).

Puede ser que le digan, como hizo un par de semanas atrás una legisladora de la hoy minoría (PNP) con su “cara de lechuga”, que con US$7’300 00 mensuales no le da para vivir.  (Creo que vale la pena repetir la oración anterior:  “Puede ser que le digan, como hizo un par de semanas atrás una legisladora de la hoy minoría [PNP] con su ‘cara de lechuga’, que con US$7’300 00 mensuales no le da para vivir.”)  (¡Y sí, dije “mensuales”!)  Si es por ese estándar, entonces yo que apenas gano la mitad del sueldo de esa legisladora (no voy a dar la cifra exacta, pero es alrededor de US$3’700 00 mensuales) y tengo que afrontar muchos de los gastos mensuales de mi hogar (siendo el de la electricidad el más notorio), aparte de mis cuentas y otras deudas que arrastro, debo estar resignándome a morir de hambre mañana, como la “viuda de Sarepta”.**  ¡Qué sé yo!  Puede ser que una cantidad como la que gana cada mes la legisladora en cuestión no le dé para vivir una vida de lujos, como aquellos con los que quienes nos ganamos apenas la mitad de eso o menos sólo podríamos soñar.  Puede ser que para ella esos no sean suficientes poderes y privilegios que ostentar.  Puede ser que ella se sienta como que es más igual que los demás.***

O puede ser que eso sea un simple ejercicio en necedad.  Como el del legislador del mismo bando político (aunque también los del bando contrario, PPD, también son capaces de semejantes lindezas) que al salir a defender sus propios poderes y privilegios, queriendo decir otra cosa se le zafó que la mujer tradicionalmente se ocupa del cuidado de la familia y del hogar—y cuidado que de todos lados (hasta de la propia prensa) le cayeron chinches al “honorable” después de haber dicho las expresiones machistas que dijo.  Por supuesto, siempre está la defensa basada en que “mis expresiones fueron sacadas de contexto” (como siempre, “la culpa es de la prensa, no es mía”).  Pero para mí que es difícil esconder una necedad como esa.****

Definitivamente, parece que l@s cerd@s se han hecho con el gobierno de esta granja.  Un gobierno en el que se consideran por encima del resto de los animales.  En el que el bienestar y el progreso de los demás animales no les importa; sólo mantener sus poderes y privilegios.  En el que no son iguales con respecto a los otros… sino más iguales que los otros.

¡Y vamos a dejarlo ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.


* “all animals are equal, but some animals are more equal than others.” Dictionary.com. The American Heritage® New Dictionary of Cultural Literacy, Third Edition. Houghton Mifflin Company, 2005. http://dictionary.reference.com/browse/all animals are equal, but some animals are more equal than others (accessed: February 24, 2013).

** Por si acaso, el pasaje sobre la visita del profeta hebreo Elías a la viuda de Sarepta está en Primero de los Reyes 17: 8–24 (yo uso la versión Dios Habla Hoy, CELAM, 1983).  El pasaje me llama mucho la atención por la resignación de la viuda cuando Elías le pide agua y un pedazo de pan, y ella le responde que todo lo que tiene es un poco de harina y de aceite, y que estaba por cocinarlo para ella y para su hijo, y que comerían el pan y después morirían de hambre (eso está en el verso 12).  Es algo que de pensarlo me estremece mucho, pero esa es la realidad de los que apenas tienen poco con qué vivir.

*** Y ahora digo yo, tal vez mucha de esa gente es de la clase de elemento que desprecia todo aquello que pueda expandir su espíritu, como en el caso de los autores de las reseñas de libros en Amazon.com sobre los que escribí en otra ocasión, que tienen tanto de literatos como lo que yo tengo de doctor en física nuclear.  Burla  Pero ya eso es otra cosa.

**** OK, otra más: Siempre me viene a la mente esto cuando alguien se va hasta “home” y comete una necedad:

“El inteligente no hace alarde de su saber, pero el necio hace gala de su estupidez.” (Proverbios 12:23, también versión Dios Habla Hoy, CELAM, 1983)


LDB

Caer gracioso… o caer en la desgracia

¡Hola, amigas y amigos, mi gente!  Luego de una semana que comenzó para mí de la peor y más inesperada manera imaginable, como lo explicaré más adelante en esta entrada, aquí estoy nuevamente.

Sea como sea, todavía es la hora en que se me hace difícil entender cómo es posible que elijamos para los puestos públicos en Puerto Rico, personas que por lo demás deberían asumir una conducta pública digna—y sobre todo, personas entradas en bastante edad, que siempre se nos ha dicho que es una señal de sabiduría y de respeto—, para entonces echar por tierra esas expectativas.  Pero a veces, la vida nos demuestra que no siempre el que más se llena la boca predicando la honestidad es el más honesto, no siempre el que más se llena la boca predicando la paz y el amor hacia el prójimo es el más tolerante hacia quienes no son sus iguales, no siempre el que más firmemente se apega a la prédica de la moral y la decencia es el mejor ejemplo a seguir.

Prueba de ello nos la dieron la semana atrasada (y si me siguen hasta que termine esta parte de la entrada, sabrán el por qué de este atraso) dos “servidores públicos”, quienes se han visto envueltos en situaciones que apuntan hacia su carácter y su entereza moral (o a la falta de los mismos).  A uno de ellos, el alcalde de Cidra (municipio ubicado hacia el extremo este de la Cordillera Central, para quienes me leen fuera de Puerto Rico), se le ha imputado cargos de hostigamiento sexual en la persona de varias de sus empleadas alcaldicias, mientras que el otro, el senador (of all people!) Antonio Soto Díaz, que se hace llamar “el chuchin”, quiso caer en gracia durante un programa matinal en la radio FM local (‘La Perrera’ de Salsoul) y se ufanó de que la contratación como su ayudante, de la conocida modelo profesional Yadira Hidalgo… esteeeeeeeeee… no fue precisamente por sus cualificaciones profesionales, si entienden lo que quiero decir…

(OK, voy a decirlo como es: fue… esteeeeeeeeee… ¡porque ella tenía unas tremendas nalgas!  PUNTO.)

Lo anterior resultó en que ulteriormente el presidente del Senado de Puerto Rico, Thomás Rivera Schatz, rescindiera el contrato, lo que no le cayó muy bien a la modelo, quien amenazó con entablar la correspondiente acción en los tribunales.  (Aunque francamente, yo no perdería mi tiempo en llevar una demanda en esas circunstancias, sobre todo dado que pendía sobre ese contrato un planteamiento público de naturaleza moral y el presidente senatorial, como autoridad nominadora, tenía todo su derecho de tomar esa decisión—si la decisión fue buena o mala, ya eso es otra cosa.)

Pero el caso es que eventos como éstos apuntan hacia un síntoma bastante serio, en lo que respecta al liderato político del país.  Un liderato político sin carácter, sin vocación de servicio, que se deja llevar por sus impulsos más bajos, eso por un lado, mientras que por el otro tratan de pasar como los guardianes de la moralidad y el civismo ante la sociedad puertorriqueña.  Digo, ¿no son estos líderes políticos los mismos que le exigen a los ciudadanos que cumplan con las leyes, aunque éstas sean absurdas o acaben por ahogar a los propios ciudadanos?  ¿Los que exigen que las comunidades marginadas por el crimen y la pobreza echen a un lado la “ley del silencio” y denuncien ante la Justicia a los que cometen los delitos más atroces?  ¿Los mismos que pretenden inculcarle valores a un pueblo—y de veras, yo creo que los puertorriqueños necesitamos recuperar esos valores que reflejan la convivencia de otros tiempos—, cuando ni siquiera son capaces de ser los ejemplos que reflejen esos mismos valores?

Tal vez, políticos como éstos creerán que se saldrán con la suya, porque tienen alguna clase de poder—o como en el caso del senador Soto, que dice ser creyente en la brujería y hasta ha amenazado con “hacerle daño” a sus enemigos (una vez salga de su lío actual, por supuesto).  Tal vez ésa es una de las consecuencias de elegir “cualquier cosa”, lo que sale de debajo de la tapa de un zafacón (“papelera”, “cesto para la basura”, etc.), como la persona que ha de representar y defender los intereses del pueblo, en lugar de buscar personas que tengan un sentido de responsabilidad, que tengan un sólido carácter moral, que asuman con seriedad la función pública, que manifiesten dominio propio.

Tal vez, es ahora que nos damos cuenta de ello.


Y ahora voy a la explicación que prometí al comienzo.  El domingo pasado (11 de julio de 2010), luego de disfrutar el triunfo 1–0 de la escuadra española sobre la holandesa en la final de la Copa Mundial de Fútbol, me había quedado sin ánimo para escribir la entrada que están leyendo hoy.  En todo caso, cuando me dirigía a mi oficina el lunes, empecé a pensar en que debía haber alguna manera de mantener el contacto con aquéll@s de mis compañer@s de trabajo que habían sido objeto de la implacable ola de despidos promovida por la Ley 7 de 2009.  Me interesaba mucho saber qué estaban haciendo, cómo les iba en la vida, si habían tenido éxito en conseguir un empleo que les ayudara a atender sus compromisos, cómo les trataba la vida—bien, mal o peor—, y sobre todo, si había alguna cosa, por pequeña que fuera, que pudiéramos hacer quienes nos quedamos atrás para luchar por ellos.

Una vez entro al ascensor que me lleva hasta el nivel del edificio en el que se encuentra mi oficina, comienzo a notar que varios compañeros de trabajo están hablando en voz queda sobre una persona que había muerto la noche anterior.  Comentaban cómo esa persona había atravesado por tiempos difíciles en su vida pasada y reciente, especulaban sobre qué pudo haber pasado por su mente en sus momentos finales.  Mientras oía esta conversación, no pude evitar pensar que algo estaba mal.  ¿Sería la persona de la que se estaba hablando, alguna persona de las que recién se había retirado, luego de dejar toda su vida en el trabajo?  Digo, se conocen casos en los que una persona que hubiese trabajado por mucho tiempo, sea en el sector público o en el privado, al no poderse adaptar a la idea de que ya su misión laboral terminó, que ya su rutina diaria cambió para algo menos intenso, encuentran intolerable ese cambio y sucumben.  Pero de otra parte, ¿sería esta persona de la que se hablaba alguna de las víctimas—gústele a quien le guste—de una mal ejecutada campaña de despidos dirigidos a “reducir” las nóminas gubernamentales en aras de una “recuperación económica y fiscal”?  Digo, yo llevo bastante tiempo advirtiendo (o por lo menos, dándolo a entender) en este blog que cosas como ésa podrían suceder, que ésa podía ser una de las consecuencias de dicha campaña de despidos.

No es sino hasta que llego a mi oficina y le pregunto a una de las secretarias sobre lo sucedido, que la realidad me da un golpe brusco: En efecto, fue una de las personas que había sido víctima de la ola de despidos masivos gubernamentales.  Una joven mujer, en sus 40s medios, divorciada, madre de tres niños, cargada con el peso intolerable de una serie de deudas y compromisos, y sin los medios para poder cumplir con esas deudas y compromisos… tomó la lamentable decisión de suicidarse la noche anterior.  (Y por respetar su recuerdo, me voy a reservar la manera en la que ella se privó de la vida.)  Y eso me dejó fuertemente sorprendido, y muy triste, por tratarse de una persona a la que tal vez hubiera ayudado una buena palabra a tiempo, el consejo de algún buen amigo, de alguien que la hubiera escuchado sin juzgarla, alguien que le hubiera dado su apoyo, alguien que hubiera estado ahí, con ella, en su momento de mayor desolación.

Sea como sea, la noticia de que alguien a quien se conoce—o tal vez debo decir, a quien yo apenas estaba empezando a conocer y entender—ha optado por resolver los problemas angustiosos de su vida privándose de la misma, nos deja muy consternados.  Nos deja con la sensación de que personas como mi ex-compañera de trabajo—por lo demás una hermosa y esbelta rubia de tez blanca y ojos claros y de buen corazón, aunque a quien no la conociera le parecería tan fría y distante como una princesa de hielo—viven por dentro un infierno, una situación mental tan angustiosa que no las deja ver más allá.  Nos deja con una sensación de vacío, de que nos hará cada vez más falta, de que nuestro mundo dejó de ser el mismo ante su partida al más allá.

¡Desde aquí deseo para ti un buen viaje, amiga Edna!  Que tu recuerdo ilumine y alegre las vidas de quienes te conocimos, y nos ayude a seguir luchando por lo que es justo.

(Por cierto, la realidad me dio el segundo golpe trágico en menos de una semana, cuando la noche del sábado—mientras realizaba una búsqueda en Bing.com—me enteré de que una atleta que admiré durante mucho tiempo hasta que desapareció de la vista pública, la fisicoculturista estadounidense Shelley Beattie, se suicidó en febrero de 2008, a los 40 años de edad, mientras estaba bajo tratamiento siquiátrico por un trastorno bipolar.  Un final lamentable para una atleta que a pesar de ser sorda desde su temprana niñez, demostró su excelencia en la práctica de ese deporte, ganando o logrando escalar altas posiciones en varias competencias importantes.)


Pero bueno, la vida continúa para l@s que quedamos atrás, aunque esta entrada tenga que llegar hasta aquí, así que… ¡vamos a dejarla ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.  Y sobre todo, recuerden esto: Por más angustiosa que sea la situación por la que pasan nuestras vidas, ¡no debemos rendirnos NUNCA! ¡Que así sea!

LDB

Cuestion de privilegio

Main tower of the University of Puerto Rico ca...
Image via Wikipedia

Lo cierto es que la UPR disfruta de un enorme privilegio… y sus estudiantes también.

[INSERTAR AQUÍ UN GRÁFICO MUY LINDO Y LLAMATIVO TITULADO, “Estudiar en la UPR es un privilegio…”]

“La Universidad disfruta de una asignación presupuestaria multimillonaria garantizada por fórmula equivalente al 9.6% de los ingresos del gobierno… que este año fiscal 2010 ascendió a la friolera de $730 millones.  El 81% de los gastos de la universidad lo pagamos NOSOTROS LOS CONTRIBUYENTES y el gobierno federal.  Eso quiere decir que este año la UPR le cuesta $726 a CADA CONTRIBUYENTE en Puerto Rico.

No son pocos los que reconocen que estudiar en la Universidad de Puerto Rico es un privilegio. Si no, pregúntenle a las decenas de miles de jóvenes que no pueden estudiar en la universidad del estado y se fajan estudiando responsablemente y pagando el costo mucho más alto de universidades privadas.

“El crédito en la UPR cuesta en promedio $51; mientras que en las principales universidades privadas de la Isla cuesta entre $163 y $176.  El año en la UPR cuesta en promedio $1,300, mientras que en la más barata de las principales universidades privadas en Puerto Rico el año cuesta $4,200.

“En el año fiscal en curso, la UPR recibió casi $165 millones en Becas Pell del gobierno federal para beneficiar unos 40,300 estudiantes.  Eso quiere decir que CADA ESTUDIANTE RECIBIÓ en promedio $4,082 en Becas Pell del gobierno federal… $1,320 para pagar la matrícula y otros $2,762 para gastar EN LO QUE ELLOS QUIERAN.  Ningún estudiante, no ya en Puerto Rico, sino en ninguna universidad estatal en los estados disfruta de privilegios como esos.

“De hecho, del presupuesto de este año de la UPR que asciende a $1,460 millones, solamente $90 millones—o apenas el 6.2%—proviene del pago de matrícula y, de eso, más de la mitad proviene de las Becas Pell.

“O sea, que la matrícula que pagan los estudiantes de la UPR cubre apenas el 3% del presupuesto de la Universidad… el resto lo pagamos NOSOTROS LOS CONTRIBUYENTES.

“Por eso es que nuestro pueblo—que es un pueblo justo y noble, pero que también es un pueblo de ley y orden que cree en la democracia—se molesta cuando ve y escucha lo que todos hemos presenciado en la Universidad en los pasados días.

“El respeto al principio de la autonomía universitaria nos obliga a ser prudentes y no intervenir hasta que nos lo requieran las autoridades universitarias.  Pero a las autoridades universitarias les digo: estamos aquí, listos y dispuestos para brindarles la ayuda que ustedes estimen necesaria, cuando ustedes así lo determinen, para proteger los derechos de TODOS los estudiantes—tanto del minúsculo grupo que protesta, como de la inmensísima mayoría que quiere que las clases continúen—así como los derechos de TODOS los profesores, TODO el personal universitario, TODOS los padres, y TODOS los contribuyentes que pagamos para que la universidad del estado esté abierta, no cerrada.”

(Citado de las páginas 4–5 de: MENSAJE de PRESUPUESTO [Año Fiscal 2010–2011].  Luis G. Fortuño, Gobernador de Puerto Rico.  Capitolio, San Juan [Puerto Rico].  26 de abril de 2010. Cifras monetarias, en dólares estadounidenses [US$].  Y el énfasis, especialmente en todo lo que tiene que ver con “privilegio” en esta cita, es completamente intencional.)

¡Saludos otra vez, mi gente!

Déjenme ser honesto con ustedes.  Quise incluir el tema del actual paro en el sistema de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en la entrada anterior (con todo y las consecuencias que suelen tener los paros en la UPR, como lo relaté en este blog hace cinco años), aunque ello resultara en una entrada muy larga.  Pero aunque al fin y al cabo me limité a dedicar la entrada anterior al creciente disgusto con la nueva ley estatal de Arizona que criminaliza a los inmigrantes ilegales (particularmente los mexicanos y otros latinoamericanos), no dejaba de inquietarme este otro ejemplo de la actitud oficialista de tratar a quienes son opuestos ideológicos como “el enemigo”.  De particular inquietud me resultó leer la cita en el mensaje presupuestario para el año fiscal que comenzará el 1 de julio de 2010, en el sentido de que estudiar en el sistema de la Universidad de Puerto Rico es lo que el gobernador Luis G. Fortuño Bruset llama, “un privilegio”.  Un privilegio que se alcanza y se disfruta, mayormente a costillas de quienes pagamos nuestros impuestos (“las víctimas inocentes”).  Un privilegio que permite que los estudiantes (“los villanos”), además de estudiar, puedan hacer lo que les dé la gana (y eso automáticamente los hacen ser “los malos de la película”).  Un privilegio por el que los estudiantes deben “agradecer” al Estado (“el héroe”, “el gran benefactor”, “el padre bondadoso”) y a quienes lo sostienen (principalmente) mediante el pago de impuestos, en lugar de estar protestando cada vez que al mismo Estado le dé la gana de limitar el acceso a ese mismo “privilegio” (mediante el recorte presupuestario y la reducción o eliminación de las exenciones de matrícula), por aquello de la “recuperación económica y fiscal”.

Y si los estudiantes no son todo lo «agradecidos» que el Estado quiere que sean por tener ese privilegio, ¿los habrá de disciplinar como a niños desobedientes?  Digo, yo no sé si ése es el mensaje que se desprende del último párrafo de la cita de arriba, en el cual «el héroe» se ofrece para «rescatar» a «las víctimas inocentes» de la maldad de «los malos».  Tal vez sea de la misma manera que ocurrió en las huelgas de 1948 y 1981 y en las refriegas de comienzos de la década de 1970, cuando el Estado recurrió a la fuerza policial para aplicar esa disciplina, como suele suceder cuando no se tienen argumentos válidos ni estrategias de negociación efectivas para lidiar con esas situaciones.  (Y en esas ocasiones, no fueron únicamente los estudiantes los que pagaron los platos rotos, sino también muchos ciudadanos de Río Piedras que no tenían nada que ver con lo que sucedía.)

Y la primera idea que me viene a la mente es que lo que se está diciendo aquí es que el Estado “le está haciendo un favor” al estudiantado universitario—tanto a los que por las pasadas dos semanas se han estado apostando en los portones de casi todos los 11 recintos del sistema para no dejar que se efectúen las funciones normales de la universidad, como a aquéllos que no creen en ese mecanismo de presión y desean completar su año académico sin más retrasos—, de permitirles el acceso a los estudios superiores.  Como si se tratara de proveer el acceso a los servicios que toda agencia gubernamental está llamada a dar.

Pero el problema es que la Universidad de Puerto Rico, la UPR, la universidad del Estado, no es una agencia gubernamental como, por ejemplo, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), que tiene unas funciones específicas conforme a la ley que lo creó en 1972.  La UPR es mucho más que eso. Es donde se prepara a toda una juventud para afrontar los retos del futuro.  Es de donde salen los futuros maestros, médicos, arquitectos, abogados, científicos sociales, filósofos, escritores, artistas plásticos, matemáticos, físicos, químicos y—por qué no—biólogos (celulares, de organismos, de poblaciones y comunidades, etc.).  Es donde se enseña a pensar a las nuevas generaciones, a ver más allá de los confines de sus propias vivencias y experimentar otras corrientes intelectuales…

Déjenme ser más específico: Para mí, la UNIVERSIDAD (así, en mayúsculas) es donde se forman seres humanos pensantes, integrales e íntegros, y no entes mecánicos o autómatas sin vida ni sensibilidad. Y si se fuera a ver en función de prestación de servicios, el servicio que le presta la UPR a Puerto Rico es algo que no se puede reducir a “dólares y centavos”, como lo reducen quienes perciben la universidad como un “campo enemigo”, como un semillero de “izquierdistas” y “comunistas” que quieren “hacerle daño” a “un país de ley y orden”.

Me pregunto si el gobernador Fortuño habrá sentido el aprecio por la UPR en algún momento en su vida.  Digo, si lo que dice su biografía es lo correcto, él tuvo el “privilegio” de ser universitario alguna vez… ¡aunque no en la UPR!

“Obtuvo un grado de bachillerato en Ciencias con especialidad en Servicio Extranjero (B.S.F.S., por sus siglas en inglés) de la Escuela de Servicio Extranjero Edmund A. Walsh en la Universidad de Georgetown, y recibió más adelante el grado de Juris Doctor (J.D., por sus siglas en latín) de la Escuela de Derecho de la Universidad de Virginia en 1985.”

(Tomado de la biografía de Luis G. Fortuño Bruset, vía Wikipedia.  Vea también este otro enlace.)

Yo no sé de él, pero tal vez él no tiene el aprecio por la UPR que tenemos quienes hemos tenido el privilegio de formar parte de la misma (como estudiantes o como instructores, catedráticos, técnicos, etc.), y para quienes la UNIVERSIDAD (de nuevo así, en mayúsculas) sigue siendo fuente de orgullo, y lo será por muchos años más.  Pero allá Juana con sus pollos…

Torre de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, al atardecer. (Tomada originalmente en marzo de 1984.)

Y desde mi posición de “privilegiado” les digo que… ¡vamos a dejarlo ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.

LDB
(Maestría en Ciencias en Biología, Clase de 1986, Universidad de Puerto Rico, Río Piedras)
(Bachillerato en Ciencias en Biología Marina, Clase de 1980, Universidad de Puerto Rico, Humacao)

… o antes, de ser necesario: Una pérdida en la familia

Crime Scene
Image by freefotouk via Flickr

¡Una nota triste, mi gente!

Mientras me preparaba esta mañana (martes 23 de marzo de 2010) para dirigirme a mi trabajo en el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), la radio me trajo la lamentable noticia de que dos miembros del Cuerpo de Vigilantes de Recursos Naturales que prestaban vigilancia en la sede de la agencia, habían sido asesinados a balazos en las primeras horas de hoy (aproximadamente a las 00:51 UTC –04:00), en medio de lo que hasta el momento en el que escribo esto se presume como un intento de robo.

Edificio de Agencias Ambientales Dr. Cruz A. Matos (sede del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, la Junta de Calidad Ambiental y la Autoridad de Desperdicios Sólidos), Sector El Cinco, Río Piedras, P.R.
Edificio de Agencias Ambientales Dr. Cruz A. Matos (sede del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, la Junta de Calidad Ambiental y la Autoridad de Desperdicios Sólidos), Sector El Cinco, Río Piedras, P.R.

Según los relatos de la prensa local (El Nuevo Día, Primera Hora), tres hombres que habían saltado sobre una verja del edificio tomaron de sorpresa a los dos Vigilantes, tras lo cual se produjo un intercambio de disparos, del cual los dos Vigilantes resultaron muertos y uno de los tres asaltantes quedó herido.  A pesar de que los asaltantes huyeron del lugar en el vehículo de uno de los dos Vigilantes muertos (al que se presume que le quitaron su arma de fuego reglamentaria), una confidencia anónima llevó a su arresto una hora más tarde en la madrugada.   Mientras tanto, a la pesquisa del asesinato por la Policía de Puerto Rico se han sumado las autoridades del gobierno federal, ya que aparentemente al ocurrir el robo violento de un vehículo de motor (“carjacking”) entra en juego la jurisdicción federal.

Sinceramente, aún estoy en “shock” al ver una noticia como ésta, que afecta directamente al lugar donde me desempeño cada día laborable.  Es sumamente lamentable, sobre todo si se piensa en que se trata de personas con las que he tenido o tengo que colaborar en alguno que otro momento, que tienen una misión de proteger los recursos naturales y el medio ambiente puertorriqueño, y a la vez orientar al público sobre la conservación y el cuido de dichos recursos para su disfrute.  Aunque es posible que se cuestione—como ya se ha cuestionado (El Nuevo Día, Primera Hora)—la necesidad de que un cuerpo especializado como el Cuerpo de Vigilantes de Recursos Naturales tenga que hacer las funciones que debería estar haciendo una compañía de seguridad privada.  Funciones que por los efectos de la Ley 7 del 9 de marzo de 2009 ya no puede realizar la compañía privada de seguridad que había sido contratada para ello, y que como dice mi ex-colega, el hoy Secretario de la agencia (y lo que acabo de escribir no es broma, ya que hace algunos años él era “uno de nosotros”), habrá que seguirlas haciendo.

Sea como sea, lo que me preocupa es el efecto que este incidente tendrá en muchos de quienes trabajamos en ese edificio, un edificio que ha visto su cuota de incidentes delictivos.  Hace apenas un par de meses, por ejemplo, un oficinista fue asaltado cerca del edificio mientras compraba un boleto de “la Lotto” en un negocio adyacente al edificio.  Y un par de años atrás, cuando el buen amigo “Nikolás del Pueblo” tenía su carrito de almuerzos frente al edificio, su vehículo fue objeto de un robo del que le llevaron dinero y algunos documentos.  Y si sigo contando, creo que no voy a acabar.  Pero llegar al extremo de segar dos vidas humanas, dos padres de familia—por lo menos uno de los Vigilantes occisos deja huérfanos a una niña y un niño de no más de 5 años de edad—, dos hombres que todo lo que querían era servir a su pueblo… y ¿para qué?  ¿Para apropiarse de algo con lo cual pagarían la próxima compra en el “punto” de drogas y alimentar su vicio?  ¿Para tener algo de qué echárselas, algo con que demostrarle al resto del mundo que tienen el poder sobre la vida y sobre la muerte, que están por encima de las consecuencias de sus acciones?

Para mí, eso es y seguirá siendo completamente inaceptable.

Termino por expresar a los familiares de los dos Vigilantes caídos en el edificio del DRNA  la madrugada del 23 de marzo de 2010, mi más profunda pena por lo ocurrido y mis más sinceros deseos de que Dios les dé la fortaleza necesaria para poder sobrellevar este momento tan amargo en sus vidas.  ¡Que así sea!

Nos vemos en la próxima entrada… ¡o antes, si es necesario!

LDB

Lo que queda atras

¡Saludos, mi gente!

Como hubiese dicho Michael Jackson de no haber muerto mientras trataba de revivir su carrera artística casi olvidada… This is it!  Pero no se vayan a creer que estoy tirando la toalla.  (Por supuesto, cuando sea así, lo haré saber oportunamente, ¿OK?)  Simplemente, se trata de que ésta es la última entrada que escribo durante este año (2009).  Y si queremos dejar a un lado nuestro complejo de “purismo”, es la última que escribo durante esta década, que me imagino que habrá que llamarla “del cero”.  (Y que conste, yo sigo atado a la creencia de que si la “era de Cristo” comenzó en el año 1, entonces el Siglo 21 comenzó oficialmente el 1 de enero de 2001.  Pero por hoy voy a dejar ese concepto guardado en una gaveta.)

Y la verdad es que tanto el año como la década que están por terminar—para cuando esta entrada quede alojada en los servidores de WordPress—ha estado llena de cosas interesantes.  Por ejemplo, en este tiempo hemos cambiado radicalmente de tener la confianza de podernos mover libremente por el mundo, a vivir con el miedo de perder la vida en un abrir y cerrar de ojos porque alguien quiera “vengar una injusticia” (ya sea real o percibida) cometida por “infieles”.  (Es más, ni les cuento de la sensación de aprehensión que yo tuve durante las 18 horas promedio que tuve que pasar de viaje—en un asunto oficial del DRNA y la NOAA—desde San Juan hasta Miami, de ahí a Los Angeles y de Los Angeles a Honolulu, más las 18 horas promedio de la vuelta en dirección contraria.  Es más, de pensarlo me está dando hasta jet lag…)

(Y aún al cierre del 2009 hay quien intenta cobrar esa venganza, como el joven nigeriano de familia pudiente que el pasado viernes 25 de diciembre trató de destruir un avión que volaba desde Ámsterdam hasta Detroit, diz que por órdenes de los mismos criminales que—para mal o para peor—cambiaron el mundo un 11 de septiembre de 2001.  Menos mal que a ese aspirante a mártir, las cosas no le funcionaron como él quería y acabó quemándose… esteeeeeeeeee… “las joyas de la familia” .  Mira, “nene”: Para la próxima, déjale ese trabajito a los profesionales, ¿OK?)

También hemos visto cómo los seres humanos sacamos lo mejor o lo peor de nosotros en situaciones como ésa.  Destaca particularmente la reacción de un presidente estadounidense—lamentablemente más notorio por sus desplantes de ignorancia (y cómo contagiaba la misma en quienes le siguieron) que por cualesquiera logros que tuviera en los 8 años de su mandato—que aprovechó la circunstancia para “completar la tarea” que su padre (también presidente) salió a hacer, de “neutralizar” a un otrora aliado por éste apoyar al terrorismo con “armas de destrucción masiva”… ¡las mismas que nunca aparecieron, ni aunque el mandatario hiciese una búsqueda de las mismas en Google!   El problema aquí fue que mientras ese mandatario le cerraba la puerta al mosquito, dejó colar al camello, o sea, dejó que se incubaran resentimientos mayores, que al terminar la década del cero, hacen correr el riesgo de que sea imposible salir de la crisis.

Total, si eso fue lo que el pueblo estadounidense quiso en su momento…

Claro está, llegó un momento en el que ese mismo pueblo se cansó de la desesperanza, y buscó un nuevo comienzo con un nuevo mandatario.  Un hombre diferente a otros (y por ello, “peligroso” para quienes tienen miedo a todo lo que sea “diferente”), un hombre que traía ideas nuevas, que traía palabras nuevas, un hombre que traía un cambio en el que él decía que se podía creer… aunque como escribí en alguna ocasión, de las palabras nuevas e ideas nuevas a la acción, el camino que se toma no siempre es el mejor.  Y mientras escribo, este nuevo mandatario tiene que lidiar con guerras, con una economía en declive (a causa de la codicia de quienes amasan riquezas y acumulan poder, sin importarle las vidas que se destruyan en el proceso), con una reforma del cuidado de salud que priva a muchos seres humanos de ese mismo don al que tienen tanto derecho como a existir… ¡yo creo que yo estaba en lo cierto!

¿Y qué hay de Puerto Rico?  Si no por otra cosa, tanto el año como la década se destacaron por poner en vitrina lo que es la claque política que tenemos por liderato del país.  Gente que no parece tener la inteligencia (¿no sería mejor que por lo menos tuvieran sabiduría, que a mi entender, es hasta más importante que la simple inteligencia?), ni el temple, ni el carácter, ni la tolerancia para atender las necesidades de un pueblo.  Gente cuyo único ánimo es el de mantenerse en poder, a base de una presunta superioridad moral con respecto al otro bando (o a los otros bandos).  Gente que pretende decirle a los demás cómo vivir en lo que debe ser una sociedad decente y moral, mientras se hace acompañar de gente que no representa aquello que es “decente” y “moral”, cuando no se involucra directamente en conductas que no son precisamente “decentes” ni “morales”.  Gente falta de responsabilidad—consigo mismos y con los demás—y de compromiso, cuyas acciones no toman en consideración las consecuencias que puedan acarrear, quizás no tanto a esa gente, sino al resto de nosotros, que somos los que acabamos pagando los platos rotos.

Y si de pagar platos rotos se trata, ahí está la delincuencia que cada día más se ensaña contra quienes están en los malos pasos y los inocentes por igual.  Ahí está la deficiencia en la salud mental de mucha de nuestra población, cuya psiquis no encuentra cómo defenderse de la andanada de todos los días.  Ahí está la pobreza, la cual crece como resultado de una crisis económica que cierra las puertas a quienes buscan atender sus necesidades más básicas, al tiempo que llena las arcas de unos pocos codiciosos y los aleja como si los demás estuviesen infectados con un virus mortífero.  Ahí está el desasosiego.  Ahí está el pesimismo.

Pero ahí es donde también debe estar la esperanza, donde también debe estar el optimismo, donde también debe estar la fe.  La fe de que las injusticias (las verdaderas, que conste) se puedan acabar, la fe de que podamos vivir en libertad, de que podamos seguirnos moviendo libremente a donde queramos sin preocuparnos de que la vida se nos vaya en un momento, de que podamos resolver nuestras diferencias sin guerras, de que nuestros líderes desarrollen ideas y soluciones sabias a los problemas que nos aquejan a todos (y eso incluye a nuestros líderes, quieran o no), de que todos podamos buscar unidos la paz, la felicidad y la prosperidad.

Y como hago en casos como éste, aquí les dejo esta pregunta retórica:

¿SERÁ TODO ESTO DEMASIADO PEDIR AL ENTRAR EN UN NUEVO AÑO Y UNA NUEVA DÉCADA?  ¡YO CREO QUE NO!  ¡YO PREFIERO CREER QUE NO!

¡Y vamos a dejar el 2009—y con él, la década del cero—ahí!  A ustedes que han tenido la gentileza de acompañarme durante la mayor parte de esta década (o sea, desde que empecé a escribir este blog a mediados de 2003), les deseo todo lo mejor que la vida les pueda ofrecer, tanto en este año que comienza en pocas horas como en la década que se avecina.  Como siempre, cuídense mucho y pórtense bien, ¿OK?

¡NOS VEMOS EN LA DÉCADA DEL 10!

Luis Daniel Beltrán Burgos
Juncos, Puerto Rico