De mujeres y contrastes

The Revolutionary flag of Lares "The firs...
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¡Saludos, amigas y amigos, mi gente!

En una misma semana, mujeres muy diferentes entre sí han tomado para sí la mira pública.  Y entre ellas se destacó una activista política, una figura a la mención de cuyo nombre se podía sentir, lo mismo la más elevada reverencia que el miedo más incapacitante, un digno modelo a seguir para sus simpatizantes, o una terrorista para quienes discrepaban de sus ideales políticos, o de la manera como ella los afirmó en un momento importante de su vida.

En medio del ruido generado por aquéllas que son figuras públicas, de las que buscan cualquier manera de hacer que el público, los demás meros mortales, hablen de ella—bien o mal, pero que hablen—, se produjo el fallecimiento de la líder nacionalista puertorriqueña, Dolores (Lolita) Lebrón Sotomayor, ocurrido el domingo 1 de agosto de 2010, por complicaciones de una condición cardiopulmonar que ella padeció durante varios meses.  Huelga decir aquí cuál es su reclamo de un sitial en la historia puertorriqueña de nuestros días, pero creo que es mejor decirlo una vez más, tantas veces como sea necesario para que nadie se atreva a borrarlo de un plumazo, así porque sí: Doña Lolita fue quien encabezó el ataque armado contra la Cámara de Representantes estadounidense, el 1 de marzo de 1954, en el cual participaron también tres varones puertorriqueños.  ¿Para qué fue el ataque?  Para protestar por lo que ellos consideraron entonces—y a comienzos del Siglo 21, muchos de nosotros (aún aquéllos que no somos independentistas ni afiliados) todavía lo consideramos—como el “engaño” cometido por los Estados Unidos de la América del Norte al concederle a Puerto Rico su actual condición política como Estado Libre Asociado (ELAPR).  Una condición política en la cual se “pactan”, entre otras, condiciones de moneda común y defensa común—aunque habría que ver de qué manera el ejército, la marina, la infantería o la fuerza aérea, tendría que venir a defendernos y de quién, pero ya eso es otro tema—, pero se deja en manos del propio Congreso estadounidense asuntos fundamentales como la interacción de Puerto Rico con otros pueblos del mundo, especialmente aquéllos que tenemos tan cerca (físicamente) y tan lejos de nosotros, en nuestro propio vecindario antillano y caribeño.  Más aún, es una condición política en la que algunas de las leyes estadounidenses, como la que establece la pena de muerte como castigo por delitos graves como el asesinato, entran en conflicto evidente con las leyes de Puerto Rico (y la propia Constitución del ELAPR es directa en prohibir la aplicación de ese castigo).

(Curiosamente, según una nota del Washington Post sobre el fallecimiento de Lolita Lebrón, el ataque se produjo en momentos en los que en la Cámara de Representantes estadounidense se discutía un proyecto sobre inmigración.  ¡Justo el mismo tema que es objeto de controversia hoy en día!  Y por favor, que a nadie se le ocurra idea alguna, ¿OK?)

Afortunadamente, no hubo muertos tras el incidente, a pesar de que cinco congresistas fueron heridos.  De hecho, cuando Doña Lolita y los tres fueron arrestados por las autoridades capitolinas federales, ella hizo una expresión muy interesante: dijo que ella no había ido allí a matar a nadie… pero que estaba dispuesta a perder su libertad, a morir por su patria, por Puerto Rico.  Expresión que mantuvo durante el juicio que se le siguió ulteriormente y del cual salió condenada a 50 años de cárcel—sentencia de la cual llegó a cumplir apenas la mitad, al serle conmutada la misma por el entonces presidente James Earl Carter en 1979.  Expresión y actitud que la llevaron ulteriormente a ser parte de la lucha para que la marina estadounidense levantara sus operaciones en la isla puertorriqueña de Vieques (que había establecido allí desde la década de 1940), como resultado de la cual fue encarcelada por varios días durante el 2001—aunque para entonces, ella consideró que había otras maneras de luchar por la independencia para Puerto Rico, aparte de los métodos violentos empleados en el pasado.

Es una pena que el fallecimiento y sepelio de Lolita Lebrón se produjera casi al mismo tiempo en el que salió a la luz el momento difícil por el que atraviesa la modelo y empresaria puertorriqueña, María del Pilar (“Maripili”) Rivera (a quien ya conocieron en esta entrada, además de que sin mencionarla por nombre, la propuse indirectamente para la nueva tradición de los caganers de Puerto Rico), con su esposo, el ex-jugador del Major League Baseball, Roberto Alomar.  (No que Maripili no hubiera pasado ya por momentos difíciles—su último novio conocido antes de su boda con Alomar se suicidó debido a que enfrentaba problemas económicos—, pero vamos a dejar ese punto ahí.)  Sobre todo, ante lo que se ha tendido a criticar como la desmedida atención e importancia que se le ha dado a la crisis matrimonial de Maripili, en comparación con la poca—o si se quiere, superficial—atención e importancia dadas al deceso de quien desde hace más de medio siglo es parte de nuestra historia contemporánea—gústele a quien le guste.

¿Será que en algún punto del camino hemos cambiado nuestras prioridades como sociedad?  ¿Será que le damos más valor a las “hazañas” de las estrellas de la farándula—incluidas de un tiempo a esta parte, aquéllas estrellas que son de más relevancia para otros pueblos hispanos que la que tienen para los puertorriqueños (y esto lo escribo con el mayor respeto hacia mis lectores en México y otros países hispanohablantes)—, en lugar de las figuras que forjan la vida de nuestro pueblo con sus acciones, aunque éstas no sean del agrado de algunas personas?  Tal vez será que hemos llegado al punto de favorecer (y creo que hasta a premiar) la superficialidad y la mutación de principios (algo así como en esta cita de Marx… no de Karl, sino Groucho),* por encima de la honestidad, el compromiso y la verticalidad.

Y aun si yo no comulgara personalmente con los ideales que llevaron a Doña Lolita a hacer lo que hizo en el Congreso ese 1 de marzo de 1954—bastante tiempo antes de mi nacimiento—, tengo que reconocer que esa señora siempre fue honesta, vertical y comprometida con sus ideales.  Fue una persona de esas que ya no se ven mucho por ahí, que asumen una gran responsabilidad, que siempre están dispuestas a sacrificar su bienestar, hasta su propia vida, por hacer lo que consideró justo, sin importarle las consecuencias que ello le acarrearía.  Y lo que ella consideró justo fue buscar que Puerto Rico se independizara de los Estados Unidos de la América del Norte, que Puerto Rico dejara de ser un país sometido al yugo de un país más poderoso (experiencia que vivió durante cuatro siglos bajo el dominio español), sin posibilidades de forjar su propio destino, y se sentara en la misma mesa con otras naciones del mundo, en igualdad de condiciones.

Pero yo creo que ése es el gran problema: A nosotros no nos importa más el brillo farandulero que la integridad.  Y mientras sea así, seguiremos más interesados en el chisme que en el diálogo sincero y honesto, seguiremos más pendientes de las desventuras sentimentales de otros, que de afrontar las realidades que la vida nos pone de frente.  Para mí que eso no se vale… pero tenemos que arar con esos bueyes.

¡Y vamos a dejarlo ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.  Hasta luego.


* Por cierto, la cita a la que me refería es la siguiente:

«Those are my principles, and if you don’t like them… well, I have others.»
(“Ésos son mis principios, y si a usted no le gustan… pues, tengo otros.”)

Julius Henry “Groucho” Marx (1890–1977)


LDB

El espectaculo mas grande del mundo… o por lo menos, de Puerto Rico

¡Hola, mi gente!

Tal vez les sorprenda que lo que voy a tratar hoy venga con un atraso pequeñito… OK, tienen mucha razón, yo no llamaría a una semana un “atraso pequeñito”.  Pero por lo pronto, síganme en esto.

Hace exactamente una semana, en la edición dominical de El Nuevo Día, leí un artículo que me llamó mucho la atención, porque retrata de manera breve pero precisa un fenómeno propio de la cultura política en general—no digo yo puertorriqueña únicamente.  Se trata de la afición de las clases políticas—se llamen PNP, PPD, PIP o como se llamen—de distraer la atención de los graves problemas que se viven en el país hacia lo que me parecen más bien “nimiedades”.  (Yo preferiría algo más fuerte como “estupideces”, porque lo son, pero vamos a dejarlo así.)  En el artículo se compara la situación puertorriqueña con la trama de la película de Barry Levinson, Wag the Dog (1997) (estelarizada por Dustin Hoffman y Robert De Niro), en la que un relacionista público y un productor de Hollywood hacen un junte para “fabricar” una guerra en Europa, a fin de distraer la atención del pueblo estadounidense de un escándalo sexual en el que está implicado el presidente de “la gran nación americana”.  (Por supuesto, si alguna vez en Puerto Rico se pudo “fabricar” con éxito un candidato político, “fabricar” una guerra en Estados Unidos no debe ser muy difícil…)

(Ah, y cualquier parecido entre esa película y la escandalosa situación en la que estaba involucrado un conocido presidente estadounidense—¿he mencionado nombre yooooooooo?—justo para la fecha en la que estrenó esa película… pues, una de esas “casualidades de la vida”…)

Y aun si éste no fuese el mismo caso, cualquiera diría que los puertorriqueños estamos en medio de un gran espectáculo, un circo de tres pistas en el que acróbatas, trapecistas, temerarios traga espadas, payasos y un montón de animales, hacen lo indecible por distraernos de los problemas y situaciones de la vida diaria (situaciones que en gran medida, han sido provocadas por muchas de estas “estrellas”).  Basten tal vez algunos botones de muestra:

  1. En una de las tres pistas, vemos un partido político cuyo liderazgo se empeña principalmente en adquirir el poder por el poder mismo, enfrascado en una trifulca por ver quién es el líder más poderoso, “el más hombre entre los hombres”, el que no acepta ser plato de segunda mesa.
  2. En otra pista está un partido político eternamente caracterizado—y hasta paralizado—por su ambivalencia, enfrascado en la búsqueda de una razón de ser, dividido a causa de su ambivalencia entre los que quieren creerse su propia mitología, aun cuando las realidades les golpean severamente en la cara, y los que aspiran a inventar una nueva realidad que—a su modo de ver—les permita crecer y prosperar.
  3. Y en la tercera pista, un partido político que perdió su rumbo mucho tiempo atrás, que alguna vez fue una fuerza política con algún grado de respeto, y que luego de los golpes que la vida le propinó ha quedado reducido a un ente que no es ni la sombra de lo que fue en sus mejores momentos, y que se conforma con depender de ayudas económicas para sobrevivir.

Y todo esto, a la vista de mucha gente buena que milita en estos partidos políticos (y gústele a quien le guste, la hay, y me enorgullece contar con esta clase de gente entre mis amistades—tal vez pocas, pero valiosas), y que siente vergüenza ajena cuando ven los espectáculos vergonzosos a los que se prestan sus supuestos líderes.

A mí, lo que me queda de esto es preguntarme: ¿qué propósito puede tener una clase política para conducirse de esta manera?  ¿Será para pregonar su estupidez a los cuatro vientos?  ¿Será simplemente porque les gusta que hablen de ellos—bien o mal, pero que hablen?  ¿Será que en realidad no saben cómo manejar una situación tan delicada como la que se vive hoy en día, con una delincuencia sin freno, con una crisis económica acentuada por los recientes despidos en el gobierno (y los que faltan… ¡huy!), con una infraestructura que sin el mantenimiento adecuado puede causar una crisis de proporciones graves?

¿Será que a nuestros líderes políticos, nada de eso les importa?  No sé, pero yo creo que debería importarles alguna vez… y espero que eso no sea cuando tengamos que enfrentar las consecuencias de la falta de responsabilidad, y entonces sea tarde para hacer algo.

¡Y vamos a dejarlo ahí!  Cuídense mucho y pórtense bien.  Hasta la próxima.


P.S.  Lógicamente, no puedo pasar por alto lo ocurrido el sábado 27 de febrero de 2010 a las 03:34 UTC –03:00 en el sudoeste de Chile (o si lo quieren en hora de Puerto Rico, 02:34 UTC –04:00), cuando un terremoto de magnitud de 8.8 se dejó sentir frente a la costa de Maule, a 200 millas (325 kilómetros) al sudoeste de Santiago de Chile.  (Vea el resumen del evento según la información levantada por el Inventario Geológico del Departamento de lo Interior de los Estados Unidos, USGS, en sus versiones en español y en inglés.)  Al momento en el que escribo esto, se siguen viendo en los medios de prensa las imágenes de la devastación que dejó este terremoto, del que se ha dicho que fue cientos de veces más poderoso que el terremoto del 12 de enero pasado en Haití (con una magnitud de 7.0).  Sin embargo, hay quien dice que el saldo mortal del evento de Chile (alrededor de 500 muertos al momento en que escribo esto) podría ser menor que el de Haití (que ya debe ir por el medio millón) y que en el caso de Chile, sus habitantes estuvieron un tanto mejor preparados que los de Haití—por no hablar de las construcciones y la infraestructura.  Yo no creo que las cosas sean tan malas como para pensar que el mundo se esté acabando (o que vaya a acabarse dentro de un par de años, como algunos alarmistas y charlatanes insisten en decir a cada rato).  Pero experiencias como éstas nos deben llevar a reflexionar en lo frágil que es la vida, en que todo lo que nos ha tomado toda una vida construir puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.  Tal vez desgracias como ésta nos sirvan de lección para apreciar lo que tenemos, lo que en verdad vale, que es la vida.  No hay otra alternativa.  Mientras tanto, desde aquí va mi apoyo y solidaridad con las víctimas del terremoto de Chile, y mis mejores deseos de que puedan superar esta crisis.  ¡Que así sea, mi gente!


LDB

Una medida de productividad

¡Saludos, mi gente!  Supongo que me echaron de menos… (¡Ja!  ¡Las ganas de que así fuese!)

Han pasado muchas otras cosas desde la entrada anterior.  Que si el afán de borrar de un plumazo todas las salvaguardas ambientales existentes para dar paso a desarrollos que no son precisamente ejemplos de sostenibilidad (y vean el comentario a la entrada anterior para saber de qué se trata esta vez), que si los presuntos vínculos de algunos políticos con figuras presuntamente ligadas al trasiego de drogas, que si salieron unos niños y adolescentes de un residencial público de Ponce (sur de Puerto Rico) en un vídeo de YouTube escenificando la realidad de día en día en la batalla por los “puntos” de venta de drogas (con todo y sus consecuencias), que si el espíritu de Joseph McCarthy asomó su rostro para condenar el que el régimen venezolano trate de “financiar” la lucha por la independencia de Puerto Rico (y como siempre, “tirando la línea” pero escondiendo la mano… o la evidencia, si es que la misma existe), que si el alcalde de San Juan entorpeció una incursión policial en un cafetín rural porque dicha incursión fue encabezada por policías “corruptos” (por el mero hecho de haber sido escoltas de la ex-gobernadora Sila Calderón, del bando contrario) que querían “hacerle daño”…

Sin olvidar la crisis económica actual en el gobierno de Puerto Rico y cómo se está manejando la misma… bien o mal… o ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario…

Es más, creo que lo que me trae aquí hoy viene bastante a cuento de la situación económica actual, además de ser una de esas cosas livianas que les traigo de vez en cuando en este blog (como dice la línea bajo el título en el encabezado de la página) para que se me alegren la vida—especialmente ahora que las Navidades están a la vuelta de la esquina—y no les dé un infarto o algo así.  (Y gracias a Dios… o al Ser Supremo o Fuerza Suprema en la que cada quien crea… a mí no me ha sucedido nada de eso, pero me sigo cuidando, por si las moscas.)  Pero voy a dejar que sea la gente de Noticias Locas la que les explique de qué se trata esto:

Un sitio calcula cuánto dinero le cuesta a su empleador el tiempo que Ud. invierte en hacer caca.

Caca Laboral (Noticias Locas, 16 de noviembre de 2009)

¡EXACTAMENTE COMO LO ESTÁN LEYENDO!

Según el artículo en cuestión, se trata de un sitio web cuyo propósito es establecer cuánto le cuesta a las empresas el tiempo que sus empleados emplean… esteeeeee… en la ingente labor de eliminar los desechos corporales sólidos durante horas laborables (y no hace falta explicar lo que significan las últimas tres palabras).  El sitio web en cuestión cuenta con dos calculadoras: una para medir cuánto cuesta una… esteeeeeeeeee… una “sesión” en particular, y otra para cotizar estas… esteeeeeeeeee… estas “sesiones”, o sea, para calcular cuánto le cuestan las mismas a la empresa, en términos del sueldo del empleado.  Así, por ejemplo, un individuo que cobra US$10 la hora y hace lo que los estadounidenses llaman number two durante media hora cada día de su semana laboral (suponiendo que el individuo trabaja cinco días a la semana, a razón de ocho horas laborables por día), al cabo de un año le acaba costando a la empresa unos US$1300.

Cuando leí el artículo, una de las primeras cosas que me pregunté fue si los miembros del comité que redactó las recomendaciones que nos tienen en este momento donde estamos (el CAREF) tomó en consideración lo que le cuesta a una agencia de gobierno que sus empleados pasen un buen rato (digamos, su buena media hora) “en ésas” durante las siete y media u ocho horas de su trabajo.  Digo, hay que recordar que se está empleando un tiempo valioso para eso, un tiempo que bien se pudiera aprovechar para adelantar trabajos, o para emprender nuevas encomiendas, o simplemente para ser más productivos en nuestro lugar de trabajo.  Y si se toma en consideración el ejemplo en el párrafo anterior, aplicado a los aproximadamente 27000 despedidos del gobierno (incluidos los que se supone que se vayan en enero próximo, pero a los que el gobierno quiere sacar antes, a como dé lugar), estaríamos hablando de por lo menos US$35100000.  (Interesante, ¿no?)

Yo no sé cómo ustedes lo vean, pero creo que algo como esto debería abrir nuevas posibilidades para la solución de nuestra crisis económica y fiscal.  Y una de esas posibilidades es hacer este mismo ejercicio con los que dicen ser nuestros líderes en el poder ejecutivo y en la legislatura.  Es más, yo creo que se debe llevar a cabo un estudio en el que se determine cuánto le cuesta a esa sufrida entidad que conocemos como “el pueblo de Puerto Rico”—que en última instancia, es EL JEFE (así, en mayúsculas y con énfasis) de estos que se hacen llamar sus líderes—en tiempo y salarios (incluidos per diems y otras concesiones y privilegios) las veces que éstos hacen number two en horas laborables (por ejemplo, mientras la Cámara de Representantes o el Senado están en sesión) durante el año fiscal, y que esa cantidad de dinero se aplique contra el déficit presupuestario para salir de la crisis lo antes posible, y si acaso, atajar la posibilidad de que haya que despedir a los pobres empleados públicos, los que están—como siempre—en la rueda de abajo, los mismos que se creyeron el mito de la seguridad de empleo en el gobierno… ¡y miren ahora dónde están!

(Yo creo que esto podría complementar mi sugerencia del año pasado, de crear la nueva tradición de los caganers de Puerto Rico.  Digo, son más o menos dos variaciones sobre el mismo tema…  😉  )

No sé si algún economista se anime a hacer un estudio así, pero para lo que en realidad sirven nuestros políticos (de los tres partidos, PNP, PPD y PIP… OK, añadamos los del PPR para completar la mezcla—¡todos son la misma cosa!), tal vez sea la mejor contribución que éstos puedan hacerle al pueblo que los puso (¿inocentemente?) donde están.

¡Y vamos a dejarlo ahí!  (Sí, porque escribir esta entrada me está dejando con ganas de… esteeeeeeeeee… de hacer mi aportación a la recuperación económica y fiscal de Puerto Rico.)  Cuídense mucho y pórtense bien.  Bye!


P.S. (20 de noviembre de 2009 @ 05:51 UTC -04:00)  OOOOOOOOOOPS!  En mi prisa por… eeeeeh… irme a hacer mi contribución a la recuperación económica y fiscal de Puerto Rico—aunque no desde mi lugar de trabajo, como he visto que hacen algunos de mis compañeros de trabajo (que hasta aprovechan para hacer uso allí de su teléfono celular, lo que evidentemente conflige con la más importante de las archifamosas seis reglas para el uso del celular en la oficina)—olvidé incluir el nombre y el URL de la página a la que Noticias Locas dirige a quienes estén interesados en hacer el ejercicio del que trata su artículo.  Así que en cumplimiento con mi deber patriótico—y si es así, ¡qué bien se siente ser patriota!—, aquí les dejo la información que se me olvidó: Work Poop (que nombre más sugestivo, ¿no?)


LDB

El Poder del Enojo Colectivo

Hola, mi gente. ¡Esto es lo que está ocurriendo!

Yo no sé si ustedes se quedaron boquiabiertos igual que yo, al enterarse de que la ex-estrella del football (NFL) y ex-actor del cine y la TV estadounidense, Orenthal James Simpson, se proponía «tirar una cascarita» mediante la publicación de un libro, sugestivamente titulado If I Did It («Si Lo Hice»), en el cual relataría cómo él hubiese asesinado a su esposa (de la que estaba separado) y a un empleado del restaurante de Los Angeles, California, donde la pareja estaba cenando antes de los hechos ocurridos en junio de 1994 (y cuyo único pecado, hasta donde sepamos, fue ir a devolverle unas gafas que se le quedaron a ella en el restaurante). Pero eso no era lo único que OJ se proponía hacer: él también se disponía a contar su versión de lo que hubiera ocurrido «si él lo hubiese hecho», a través de un programa especial en la TV estadounidense… ¡y por la telecadena Fox… of all networks!

Afortunadamente, parece que al final prevaleció la razón, ya que tanto la casa editora del libro como la telecadena Fox—ambas propiedad de la empresa News Corp., del magnate australiano Rupert Murdoch—cedieron a las presiones de un público que les dijo ¡BASTA YA! y optaron por suspender ambos eventos.

Pero aún así, no deja de ocasionar un mal-sabor-en-la-boca el que un paria, que en eso es en lo que se convirtió OJ pese a que se burló del sistema de justicia criminal estadounidense y consiguió «la mejor defen$a di$ponible» (uno de cuyos miembros, por cierto, ya no está tan di$ponible que digamos), trate de burlarse nuevamente y de herir sensibilidades sin razón, sacándole partido a la cruz con la que él tiene que cargar en adelante. Total, ¿a cuenta de qué?

Así que ahora, ¿qué hará OJ? Pues OJ seguirá levantando la bandera de que la tienen contra él, «por el racismo que prevalece en la sociedad estadounidense». (Me recuerda al «distinguido malcriado» que se negó a pagar el IVU la semana pasada, siempre levantando la bandera de la «persecución» contra los estadoístas… ¡Ojalá que no tengan que sufrir la misma crueldad oficial que sufrieron los independentistas puertorriqueños durante el Siglo 20! Y eso, que quien les escribe esto, Luis Daniel Beltrán Burgos, no es independentista.) Y OJ seguirá recorriendo los campos de golf de costa a costa, buscando «al verdadero asesino» de su esposa—¿y a quién tiene él en mente, al manco de The Fugitive?

Pero dejemos que nuestro buen amigo, Randy Cassingham, de This is TRUE, sea quien se exprese sobre todo esto… ¡Total, él lo hace mejor que yo!

The Power of Collective Outrage

¡Y vamos a dejarlo ahí! Cuídense mucho y pórtense bien. Hasta luego.

NOTA AÑADIDA A LAS 23:20 (GMT -04:00): ¿Y si OJ hubiese escrito su libro al estilo de Dr. Seuss? Good joke: O.J. Simpson’s New Book

LDB

Asegurese De Que No Haya Un Helicoptero Sobrevolando Mientras Lee Esto

Saludos, mi gente. ¡Esto es lo que está pasando!

Bueno, parece que se atenuó un poco la controversia por la genial idea de elegir al cantante de reggaetón Don Omar como portavoz de la campaña en contra de la deserción escolar… aunque ése no sea el final de las controversias que persiguen a esta nueva modalidad musical. A cada rato sale un interprete de este tipo de música en problemas con la justicia, porque anda en su carro—generalmente un carrazo que a mí no se me ocurriría comprar, ni de chiste… ése no es mi estilo—armado o llevando drogas. Digo, siempre que no imiten el modelo que se sigue en los Estados Unidos (como lo demostró en su momento el rapero B.I.G.), estaremos «de lo más bien» (sic).

Pero no hace más que atenuarse ese asunto, salta a la palestra otro asunto para entretenernos. Esta vez se trata de los eventos del viernes 10 de febrero de 2006, en los que agentes del FBI repelieron al enjambre de periodistas que cubrían un allanamiento en un condominio en Río Piedras (específicamente en el apartamento de una líder comunitaria e independentista), en busca (y es lo que esa agencia dice) de evidencias de un «potencial acto terrorista» que ocurriría en Puerto Rico. (Por cierto, además de que tengo conocidos en la zona donde ocurrió el operativo, y de que una persona allegada a mí trabaja en las cercanías, debo admitir que me interesa esa zona, aunque por razones que me voy a reservar de momento.) La agencia federal alega que tuvo que proceder así, porque los periodistas habían superado el perímetro de seguridad establecido para el operativo, y (supuestamente) alguien entre ellos había lanzado objetos contra los agentes. Los periodistas, por su parte, alegaron que eso no fue así, que sólo estaban «tratando de hacer su trabajo» de informar al público lo acontecido allí. Por supuesto, eso NO justifica que los agentes federales repelieran la supuesta agresión periodística con gas pimienta…

¡SÍ! ¡ESO ESCRIBÍ! ¡LOS AGENTES LE ECHARON GAS PIMIENTA A LOS PERIODISTAS!

Ciertamente, fue un tremendo papelón el que desempeñaron ambas partes. La prensa, al exponerse a una situación que pudo haber degenerado en algo peor, y los agentes federales… ¡por tratar a los periodistas como si fueran… delincuentes peligrosos (por no decir, «como perros»)! Aunque como yo siempre digo, ni los unos ni los otros son hermanitas de la caridad, pero aún así, lo sucedido NO SE JUSTIFICA PARA NADA. ¡ABSOLUTAMENTE PARA NADA!

Y lo peor del asunto es que la dirección de dicha agencia en Puerto Rico todavía no ha querido explicar a qué vino la agresión contra la prensa, ni cuáles fueron las sospechas de «terrorismo» que dieron base para efectuar el allanamiento en ése y otros lugares de Puerto Rico (a menos que sea que las «armas de destrucción masiva» de Saddam Hussein están en algún lugar aquí en Puerto Rico… digo, ¡quién sabe!). ¿Será que descubrieron que OBL (cuyo nombre no me da gusto escribir completamente aquí) está en Puerto Rico? O será que siendo la residente del apartamento en cuestión una líder comunitaria, ¿a alguien le da miedo a que sus acciones ayuden a la comunidad a la que ella sirve a ponerse de pie y defender sus derechos? ¿Tanto miedo le tienen los gobiernos a que el mismo pueblo sea quien resuelva sus propios problemas, usando su propio esfuerzo en lugar de la ayuda gubernamental? Y hay muchos ejemplos de eso a través de Puerto Rico, es cuestión de buscarlos e inspirarse…

Pero lo que me parece más patético de todo ello es la justificación que cierto ex-gobernador y actual senador de distrito alega que es la verdadera intención detrás de estos operativos… ¡Que diz que el FBI quiere pintar a Puerto Rico como un «nido de terroristas» para que Washington no le conceda a la Isla su integración como estado de los EE.UU., y que diz que la verdadera razón del operativo era la «persecución contra los estadoístas» y no contra los independentistas! ¡QUÉ CO… perdónenme, casi se me zafa… PANTALONES!

La verdad es que situaciones como éstas no le hacen bien a nadie en Puerto Rico. A NADIE. ABSOLUTAMENTE A NADIE. No sólo crean un ambiente de tensión innecesaria, sino que desvía la atención y los esfuerzos que deben dedicarse a atender las necesidades mayores de nuestros hermanos. Ahora habrá que esperar si prosperan las demandas que pongan en corte los periodistas que se vieron «en la página de Cheo» por culpa de esta situación, así como las exigencias (probablemente tímidas) que el gobierno de Puerto Rico le haga al gobierno federal para que haya respuestas. Ya veremos qué sucede…

(Por cierto, como ejemplo de la tensión innecesaria creada por este incidente lamentable, el pasado viernes 17 yo me encontraba en el estacionamiento del Jardín Botánico en Río Piedras, a la espera de acudir a la sesión de la tarde de un simposio sobre arrecifes de coral. Mientras conversaba con varios de los asistentes a la actividad, noté que sobre nuestras cabezas voló un helicóptero oscuro, sin mucha numeración que lo identificara. El aparato estaba volando en círculos sobre el área adyacente al Jardín Botánico, conocido como la Barriada Venezuela de Río Piedras. Entre nosotros hubo algún comentario de que algo estaba pasando en aquella barriada obrera, «como todos los días»; pero a mí se me ocurrió pensar si aquello no sería la continuación del operativo de la semana anterior. La verdad es que cosas como esa dejan bastante que pensar…)

Pero bueno, vamo’al mambo…

¿QUÉ HAY DE NUEVO ESTA SEMANA (20—26 DE FEBRERO DE 2006)? La de cosas que pudieran ocurrir si usted cae de…tonto y abre un mensaje de email infectado con un virus… Un concurso de perros que deja chiquito al de Westminster (New York)… Dos señoras de la tercera edad están tratando de decidir cómo vestirse para el baile que se avecina… Y… Un viajero de negocios está solito en su hotel y busca cómo «resolverse».

Así que ya lo saben: Si el Conde quiere bailar, será al son que le toque Fígaro aquí.

Bueno, ahora sí los dejo. Cuídense mucho y pórtense bien. Bye!

LDB